Los superalimentos como la espirulina, la maca y el ajo negro se han convertido en toda una tendencia alimenticia, potenciada por el auge del consumo de productos vegetales, ecológicos y biológicos. Las semillas de chía se han sumado a esta moda y no sin motivo. Quien más y quien menos conoce los beneficios que estos pequeños granos aportan al organismo, pero desde hace unas semanas, algunos lectores han mostrado mucho interés por ella. Por ello, aquí te dejamos más información sobre esta simiente vegetal.
¿Cuáles son las propiedades de las semillas de chía?
Antes de enumerar las diversas propiedades de la chía, debes saber que esta semilla proviene de Centroamérica, concretamente de Nicaragua, Guatemala y algunas regiones de México. En estos lugares, se utilizaba como fuente para realizar aceites, tamales y como ofrenda a los dioses en distintos rituales. Hoy en día se sigue usando como base para combinados energizantes, como complemento dietético y alimento por sí mismo.
Al igual que el lino, las semillas de chía aportan una gran cantidad de ácidos grasos Omega 3 y oligoelementos como el manganeso, el magnesio, el cobre y el zinc, convirtiéndola en un estupendo combustible para las articulaciones y los huesos. De hecho y en relación al cuidado de la estructura ósea, resulta una gran fuente de calcio de fácil asimilación para nuestro organismo, algo no siempre frecuente en los productos de origen vegetal.
El potasio, las proteínas, el hierro y los antioxidantes también son otras propiedades que nos ofrece este producto. Por ello se recomienda para personas vegetarianas, veganas y deportistas que buscan un suplemento para incluir en su dieta de forma versátil y sencilla. Además no contiene gluten y es una potente fuente de fibra, hecho que facilita las cosas a los intolerantes a esta sustancia y a aquellas personas con estreñimiento.
Cada uno de estos beneficios viene acompañado y reforzado por el sabor prácticamente inocuo y la textura de la chía. Al no influir en el gusto de los alimentos a los que acompaña, esta semilla es ideal tanto para dulce como para salado. La puedes añadir a tus batidos, a tus ensaladas, a tus sopas o infusiones, e incluso podrás incluirla en la elaboración de postres fríos o calientes. En cuanto a su textura, al entrar en contacto con líquidos, la chía adopta un aspecto gelatinoso debido al mucílago presente en su composición. De este forma, tus elaboraciones se espesarán y ayudarán a saciar tu estómago sin dar problemas en la digestión.
¿Las semillas de chía tienen contraindicaciones?
Aunque cueste admitirlo, la respuesta a esta pregunta es afirmativa. Como cualquier otro alimento, las semillas de chía tienen contraindicaciones, aunque lo cierto es que si se conocen bien y no se abusa de ellas, su consumo no tiene por qué comportar nada negativo a nuestro organismo.
Al llevar una gran cantidad de fibras muy asimilables, si se ingiere una gran cantidad de estas semilla es muy posible que comporten problemas intestinales, como inflamación y distensión abdominal, y cierta dificultad para asimilar correctamente sustancias como el hierro o el propio calcio que ella incorpora. Por este motivo tampoco se recomienda a personas que padezcan diverticulosis.
Asimismo y aunque sean unas buenas compañeras en dietas de adelgazamiento, no conviene ingerir demasiadas pues unos 100g de chía equivalen a casi 500 kcal. Algo que, como ya se ha mencionado, no es problema si se incluyen en la alimentación de forma consciente y adecuada. En este caso, menos consumo significa más beneficios: una sola cucharadita al día es más que suficiente para absorber todas sus propiedades.
¿Cómo preparar la chía?
Para poder digerir de forma correcta, fácil y agradable todas las propiedades de la chía, ésta debe molerse con la ayuda de un molinillo de café o de un simple mortero. Si utilizas la primera opción, no le des mucha potencia y tampoco la manipules de forma demasiado prolongada. Con unos breves golpes, será más que suficiente. Una vez la tengas molida, puedes añadirla a tus zumos, a tus batidos y a las preparaciones líquidas calientes o frías que vayas a tomar. No te preocupes porque seguirá adquiriendo una textura gelatinosa con la que podrás espesar tu preparado.
También puedes consumirla entera, sin molerla ni manipularla. Para ello, en cambio, tendrás que ponerla en remojo durante más tiempo y masticarla bien. El tiempo estimado de maceración suele estar entre 1 y 2 horas, aunque puede variar considerablemente si el líquido está caliente. De esta manera, podrás tenerla menos de 15 minutos en remojo. La única precaución que debes tener en cuanto a la temperatura es la siguiente: la chía no debe hervir en el líquido, tanto si la has molido como si no. Recuerda que si esta semilla acoge temperaturas muy elevadas, perderá sus propiedades de forma inmediata. Por ello debes almacenarla en el frigorífico, sobre todo en verano.
Toma chía si…
- Quieres reforzar tus articulaciones, tus huesos y tus músculos
- Quieres controlar tu apetito
- Estás buscando una fuente de ácidos grasos saludables
- Tienes problemas de estreñimiento
Si sigues unas pautas correctas e ingieres la dosis adecuada, las semillas de chía beneficiarán de forma notable el funcionamiento de tu organismo. Ahora lo tienes aún más fácil, ya que puedes incluirla en tu día a día bien de forma interna, bien de forma externa. Las cremas son una de las opciones disponibles en el mercado, en cuanto a la forma externa de aplicación. En relación a la forma interna, las semillas siguen siendo la forma más habitual y común de consumición. Sólo queda que te decidas por una de estas dos opciones y apuestes por este superalimento vegetal tan preciado.