Su origen y la primera civilización que consumió soja, fue China. Se conoce desde hace unos 4.800 millones de años, aunque en el mundo occidental no se empezó a consumir hasta el siglo pasado. Desde ese momento, su cultivo ha crecido de forma exponencial por ser una gran fuente de proteína vegetal y por su alto contenido en omega 3.
Inicialmente empezó a consumirse en occidente en las dietas vegetarianas, pero poco a poco se han ido conociendo sus beneficios y se ha ido extendiendo a todo tipo de dietas. Pocos saben que la soja tiene el doble de proteínas que la carne, en torno a 37 gramos de proteína por cada 100 gramos de producto. Además la soja contiene isoflavonas y antioxidantes que favorecen la lucha contra los radicales libres causantes del envejecimiento celular.
La bebida o leche de soja es rica en ácidos grasos esenciales, proteínas, fibra, vitaminas y minerales. Es una gran opción para las personas con intolerancia a la lactosa, ya que la soja contiene fitoestrógenos, que promueven la absorción de calcio en el cuerpo para prevenir la pérdida de masa ósea.
10 razones para consumir soja
- No contiene lactosa.
- Es rica en vitaminas y minerales.
- Protege contra ciertos tumores.
- Estimula la concentración y el aprendizaje.
- Alivia los síntomas de la menopausia.
- Lucha contra el envejecimiento.
- Ayuda a controlar el colesterol.
- Contiene grasas beneficiosas para el organismo.
- Es una fuente importante de lecitina.
- Sus proteínas son de alto valor biológico.
Cómo consumir soja
Ahora que ya sabemos todos sus beneficios, tenemos que saber cómo podemos consumir la soja. Existen diferentes formatos y recetas para disfrutarla, y cada día salen al mercado nuevas formas, pero estas son las más habituales.
- Soja en grano: usada como cualquier otra legumbre que consumamos habitualmente. Se puede utilizar tanto para recetas frías como calientes.
- Salsa de soja o tamari: producto obtenido a partir de la fermentación de la soja con trigo, agua y sal durante un periodo de tres años. Su uso es muy común en la comida oriental como salsa.
- El tempeh: producto que se obtiene fermentando las habas de soja cocidas. El tempeh se consume tras una hora de cocción. Es habitual que se acompañe con algas comestibles como el kombu.
- Tofu: es una especie de queso obtenido a partir de la leche de soja. Es una buena opción para aprovecharnos de las isoflavonas de la soja ya que nuestro organismo las asimila mejor de esta forma. Se toma a la plancha o hervido.
- El miso: una pasta de soja fermentada que se utiliza para realizar sopas o salsas. Si consumes este preciado producto verás cómo poco a poco tu organismo agradece el aporte de proteínas y vitaminas extras que nos da la soja.
Diferencias entre la soja y la soja verde
La soja blanca es quizá la que más en mente tengas. De ella se obtiene la leche de soja y los alimentos texturizados, es decir, aquellos alimentos similares a la carne, pero que en realidad son soja. Para cocinar la soja blanca, se debe remojar en agua tibia unos 15 minutos y después proceder con el tipo de cocinado deseado.
La soja verde (judía mungo), por su parte, se puede cocinar como una legumbre tradicional. En este caso, el remojo será de unas 10 horas o toda la noche y la técnica como si hicieras unas lentejas o unos garbanzos. De esta soja se extraen los brotes de soja.