¿A quién no le gusta la sensación de probar una crema nueva? El hecho de aplicarla y ver que tiene efectos en la piel es maravilloso, ¡y casi adictivo!
En algunos cosméticos con activos potentes, como por ejemplo los ácidos exfoliantes, la vitamina C o el retinol, los resultados son notorios al cabo de pocos días. Incluso hay productos que tienen activos que mejoran la piel de forma instantánea, como el superóxido dimutasa (SOD), el Argireline, considerado una alternativa al bótox, el ácido hialurónico o los pigmentos soft-focus
Otros necesitan algo más de tiempo para ser efectivos, pero acaban ganándose un hueco en tu rutina facial después de comprobar lo bien que te sientan.
¿Qué pasa cuando llevas un tiempo utilizándolos? A veces nos da la sensación de que la piel se estanca, y no notamos más beneficios. Como si el producto, ese que te funcionaba tan bien, hubiera dejado de hacer efecto. Seguro que te ha pasado más de una vez.
¿Y con aquellos productos que compras, y ni fu ni fa? Habías investigado opiniones, analizado su INCI al detalle y una vez los pruebas, los resultados dejan mucho que desear. No te quitan esas imperfecciones, ni te mejoran las arrugas o te aportan la luminosidad que buscabas. ¿Será que el producto está mal formulado? ¿O es tu piel?
Hay 5 motivos por los cuales la cosmética deja de funcionar (o directamente, no te funciona). Y van más allá de que el producto sea para tu tipo de piel o que lo estés aplicando de forma correcta. Es probable que algunos no te suenen.
Este conocimiento te ayudará a ahorrar tiempo, dinero y sobre todo, a ver mejoras reales de la cosmética en tu piel.
Motivo nº1: Necesitas más tiempo
La pregunta del millón: ¿cuánto tiempo tarda en hacer efecto una crema o sérum? ¿De qué depende?
La respuesta corta es que depende de tu tipo de piel, de cómo está formulado el producto y de la concentración de sus ingredientes activos. La respuesta larga es compleja, y entra en juego otro factor: la piel tiene un tiempo de reacción que no podemos omitir.
Así que antes de pensar en que no funciona, ¡dale tiempo! La impaciencia cosmética es el término que se utiliza en jerga dermatológica para denominar este fenómeno: no esperar lo suficiente para que el producto pueda funcionar.
Esto nos puede llevar a cambiar constantemente de régimen cosmético, buscando productos que "hagan algo", sin esperar el tiempo mínimo necesario para que la piel se adapte al principio activo y obtener todos los beneficios.
Para que te sirva de guía, este es el tiempo aproximado que tardan algunos activos en hacer efecto:
Ácido hialurónico: el efecto hidratante es instantáneo, para que tenga un efecto sobre las líneas de expresión hay que esperar varias semanas de uso. Es muy paulatino.
Retinol: aunque su efecto retexturizador se suele notar al cabo de pocos días, dependiendo del tipo de retinol y la concentración tardará varias semanas (entre 4 y 8) en alcanzar el punto álgido de beneficios.
Vitamina C: da luminosidad de forma instantánea en la mayoría de pieles, sobre todo las más necesitadas. Para beneficiarte de sus efectos antioxidantes y mejorar arrugas y firmeza, necesitarás un mínimo de 6 semanas.
Ácidos exfoliantes AHA: los productos con ácidos exfoliantes, como el ácido glicólico, láctico, etc, desde el inicio tienen efecto alisador de la piel, mejor luminosidad y textura, y al cabo de 4 semanas los beneficios son acumulativos.
Niacinamida: inmediatamente tiene efecto calmante e hidratante, con el tiempo (aproximadamente 8 semanas) veremos mejoras en la hiperpigmentación de la piel, especialmente la post inflamatoria (después de tener acné) y la luminosidad.
Ácido salicílico: si lo utilizas para tratar el acné, va a tardar unos días (o incluso semanas) y depende mucho de si el producto está formulado con otros activos calmantes, antibacterianos, etc. Si lo utilizas como exfoliante, igual que con los AHA el efecto es inmediato y también acumulativo.
Motivo nº2: Tu piel es resistente
A lo largo de los años atendiendo todo tipo de pieles me he dado cuenta de algo curioso: hay un tipo de piel que suele ser las que más productos compra y prueba, sin efectos secundarios. Novedad que ven, se lanzan de cabeza. Rara vez se irrita. Desde rutinas coreanas de 10 pasos a derma-rollers, ácidos exfoliantes… suelen tener de todo en su armario cosmético.
No hablo de piel mixta, grasa o seca, sino de un parámetro concreto: si la piel es resistente o no. Se utiliza en otros marcos de referencia más actualizados para clasificar la piel.
Las pieles resistentes son pieles con la función barrera muy cohesionada, no suelen reaccionar mal ni tener problemas inflamatorios (acné, rojeces, etc). En contraposición, tienen un handicap importante: la mayoría de productos (y combinaciones) suelen ser poco efectivos a la hora de dar resultados.
La solución: Necesitan cosmética cañera, no solo más tiempo. Combinar los productos para sumar efectos. Y cambiar de producto cuando la piel se habitúa.
Si es tu caso, no tengas miedo en aumentar el % de los ingredientes activos que más suelas utilizar, como la vitamina C y el retinol. A veces incluso no será necesario cambiar de prducto: es lo que pasa con los sérums de retinol de Endocare, que hay una versión más suave y otra más potente.
Y en caso de duda, consulta a tu dermatólogo/a, farmacéutico/a especialista en dermocosmética o skincare coach.
Motivo nº3: No utilizas protección solar
El sol es el mayor oxidante al que la piel está sometida. Si quieres que tu rutina siga siendo efectiva, tanto si es antiaging como si solo es hidratante, debes protegerte del sol.
Algunos ingredientes funcionan mejor si la piel está protegida, por ejemplo la vitamina C, así evitamos que se oxide y el efecto antioxidante actúa directamente en la piel. O los ingredientes antimanchas: si aplicamos niacinamida o ácido tranexámico a una piel para minimizar las manchas, de nada sirve que activemos la maquinaria fabricante de melanina exponiendo la piel al sol.
Además, la exposición solar aumenta la pérdida de agua transepidérmica y, por ejemplo, podría darte la sensación de que los productos son menos hidratantes o no te hacen efecto suficiente.
Una de nuestras cremas solares favoritas es la Fusion Water de ISDIN, y la hemos comparado con la Fusion Fluid y la Fusion Water Urban para que sepas la diferencia.
Motivo nº4: El producto está caducado
El PAO de los productos, el símbolo de un envase abierto con los meses que dura una vez abiertos, es una clave importante a la hora de mantener nuestro botín cosmético al día.
Pasada esa vida útil, el producto se denomina "caducado": lo puedes seguir usando (si no huele raro y la textura no ha cambiado), pero no te garantizan efectividad.
Mi recomendación: usa un rotulador permanente fino para indicar la fecha de apertura de los productos en algún lugar poco visible del envase o la etiqueta. De esta manera, te será más fácil calcular de un vistazo si el producto ha dejado de ser efectivo.
Por ejemplo, los productos solares caducan entre 6 meses y 1 año después de que los hayas abierto. Si tu anterior solar lo compraste en primavera (o verano), ahora es el momento de reponer la fórmula.
Motivo nº5: Has llegado al tope de tu piel
Si ya has probado todos los puntos anteriores, cambiar de concentración de los activos, de rutina, aplicar protector solar… Llegará un punto en el que estarás en la cúspide de la transformación de tu piel. No es que te hayas "acostumbrado al producto". O que necesites más concentración. O que necesites cambiar de rutina.
Es que has logrado lo máximo que se podía conseguir con cosmética. ¡Eso es bueno! No hay nada de malo en llegar a ese punto. A cada etapa, edad, y con cada condición de piel, podemos llegar muy lejos, con una piel preciosa, solo utilizando cosmética.
Por ejemplo, una piel propensa al acné puede llegar a tener unos pocos granitos al mes (seguirá teniendo), una piel con manchas puede verlas más difuminadas (sin eliminarlas el 100%), una piel con arrugas se puede ver hidratada, luminosa y bonita.
Sigue utilizando tu rutina, sigue atenta a las novedades cosméticas y consulta tu dermatologo/a si tienes alguna duda.