El acné es una afección de la piel que se produce cuando la grasa y las células muertas obstruyen y bloquean las aperturas de los folículos pilosos. Se crea un entorno con inflamación, activación del sistema inmune y proliferación bacteriana que empeora el cuadro cutáneo. Así, cuando el poro obstruido se infecta lo vemos en forma de espinillas o comedones cerrados o abiertos. Puede ser visible en el rostro y también en cuello, espalda, hombros y pecho.

Suele ser común entre los adolescentes pero puede afectar a personas de todas las edades. Los cambios hormonales (adolescencia, embarazo y menopausia) o el uso de productos cosméticos inadecuados pueden estar detrás de los brotes de acné. El estrés sostenido, una alimentación poco saludable o la fricción mecánica (en el caso del maskné) puede empeorar el problema.

La rutina cosmética de base para cuidar una piel grasa con tendencia a acné debe incluir: limpieza con un producto específico no irritante; producto que aporte hidratación e ingredientes seborreguladores y que sea no comedogénico; y fotoprotección oil-free al final de la rutina de día. Este último paso es imprescindible para evitar que queden marcas hiperpigmentadas.

Artículos Destacados
Preguntas frecuentes
Aunque los tipos de acné se pueden clasificar de varias formas atendiendo a diferentes criterios (edad a la que aparecen, severidad de los síntomas, causas...), se puede decir que existen 4 formas principales:
  • Acné vulgar. Se debe a los cambios hormonales propios de la pubertad, y aparece en el rostro y el cuello, así como en hombros, pecho y espalda, en forma de comedones, pápulas, pústulas, quistes y/o nódulos.

  • Acné premenstrual. También conocido como acné tardío, ya que aparece en los días previos a la menstruación a cualquier edad, y su origen, al igual que en el caso anterior, también son los cambios hormonales.

  • Acné quístico. Es la forma más grave de acné, y puede ser incluso doloroso cuando hay abscesos endurecidos. Se caracteriza por la presencia de gran cantidad de comedones, pápulas, pústulas y/o quistes.

  • Acné queloideo. Este tipo de acné se caracteriza porque las cicatrices que deja en la piel, que se engrosa formando queloides.

El primer consejo (y al que, a menudo, no hacemos caso) es no tratar de eliminarlo con las manos. Tocar el acné, especialmente si no se hace con una técnica correcta, puede producir infecciones en la piel y aumenta la probabilidad de que queden cicatrices.

Otras recomendaciones de los dermatólogos son:

  • Seguir una rutina de limpieza profunda día y noche, empleando productos adecuados para nuestro tipo de piel.

  • Exfoliar la piel, al menos, una vez por semana.

  • Hidratar la piel con una crema específica para pieles acneicas.

  • Usar diariamente protección solar, para prevenir que queden marcas y cicatrices.

Hay que distinguir primero qué tipo de marca de acné es:

  • Si es superficial y la coloración es rosada: presenta un componente inflamatorio, los ácidos exfoliantes sobre todo el BHA junto a ingredientes como la niacinamida pueden ayudar a minimizar este tipo de marcas de acné.

  • Si es superficial y la coloración es más bien marrón: presenta hiperpigmentación postinflamatoria, típica en algunas pieles como resultado de una cicatriz inflamada. En este caso combinaremos ácidos con tratamientos despigmentantes específicos. El retinol es un ingrediente que suele resultar efectivo.

  • Si la marca no es superficial, y afecta visibilemente a la textura de la piel: aunque se pueden mejorar con cosmética convencional, existen tratamientos dermatológicos como el láser o los dermal fillers que pueden ser más efectivos. En los casos más extremos, se pueden practicar pequeñas intervenciones que mejoran el aspecto y textura de esa piel.

Es posible controlar los brotes de acné con estos consejos:

  • Manteniendo la piel limpia con una buena rutina de cuidado facial.

  • Utilizando productos no comedogénicos (protectores solares, hidratantes, maquillaje).

  • Duchándote después de una actividad que te haga sudar, por ejemplo hacer deporte.

Si estos pasos no te ayudan a prevenir los brotes de acné o el acné empeora, acude a un profesional de la dermatología para que te aconseje otras opciones de tratamiento.

Términos clave
Acné
Acné
El acné es una afección de la piel que se produce cuando la grasa y las células muertas obstruyen y bloquean las aperturas de los folículos pilosos. Se crea un entorno con inflamación, activación del sistema inmune y proliferación bacteriana que empeora el cuadro cutáneo. Así, cuando el poro obstruido se infecta lo vemos en forma de espinillas o comedones cerrados o abiertos. Puede ser visible en el rostro y también en cuello, espalda, hombros y pecho.