Ya sea por pasar largos períodos de tiempo sentados en la misma posición, por haber realizado un mal gesto o por la práctica intensa de ejercicio físico, lo cierto es que el dolor de espalda es una de las afecciones más comunes en la actualidad, situándose un peldaño por detrás de los resfriados.
Sus síntomas pueden manifestarse de distintas maneras, así como sus causas, que pueden ser muy variopintas. Y es que el dolor de espalda puede manifestarse como una pequeña molestia constante, aparecer de manera rápida tras una caída o, bien, ir aumentando de manera progresiva debido a hábitos posturales incorrectos. Un gran abanico de causas y sintomatología que acaban resultando en un frustrante dolor de espalda. A continuación, hacemos un repaso de las causas más comunes asociadas al dolor de espalda, así como a su diagnóstico asociado y tratamiento.
Causas habituales del dolor de espalda
Distensión o esquince
Las distensiones y los esguinces son las causas más comunes del dolor de espalda y afectan especialmente a la zona lumbar. Pero, ¿qué es una distensión? Este término se refiere a la rotura de un músculo o tendón (es decir, la parte que conecta el músculo con el hueso). Por su parte, un esguince hace referencia a la rotura de un ligamento, tejido que se encarga de unir los huesos entre sí dando lugar a una articulación y que permite el movimiento.
La rotura de un tendón o ligamento puede deberse a una caída, una lesión deportiva o a una lesión por esfuerzo repetitivo. El dolor asociado a esto puede ir de leve a intenso y se acostumbra a describir como “dolor generalizado” al que se le pueden unir síntomas como la rigidez muscular, así como, la reducción del rango de movimiento. En este caso, el dolor tiende a empeorar con el movimiento y a mejorar con el reposo.
Protuberancia o hernia discal
Los discos intervertebrales están situados entre los huesos de la columna vertebral y funcionan como amortiguadores. Estos discos pueden desgastarse con el tiempo debido a causas naturales como el envejecimiento u otras exógenas como traumatismos, estrés o tabaquismo. Cuando esto ocurre, un disco puede empezar a sobresalir hacia fuera, lo que se conoce como hernia discal. Cuando esto ocurre, la parte interna del disco (denominada núcleo pulposo) sale y comprime los nervios cercanos, cosa que provoca un dolor nervioso.
Si esta hernia se sitúa en la parte baja de la espalda, espalda puede provocar un dolor agudo que puede incluso afectar a la zona de las nalgas, la ingle o a las piernas. Por su parte, una rotura discal en el cuello puede provocar un dolor descendente hacia el brazo que también puede causar debilidad muscular, entumecimiento y hormigueo.
Osteoartitris o artrosis
La artrosis de columna es una forma de artritis causada por el desgaste del cartílago entre los huesos de la columna. A medida que el cartílago se va desgastando, se puede experimentar un dolor sordo, punzante o que empeora con el movimiento. Además, también se le asocian síntomas como rigidez articular y una reducción de la amplitud del movimiento.
Asimismo, a medida que la artrosis de columna avanza, pueden desarrollarse crecimientos óseos. Estos espolones pueden llegar a comprimir las raíces nerviosas cercanas, provocando sensaciones de adormecimiento y hormigueo (como si se tratase de un disco vertebral fracturado).
Ciática
La ciática se describe como un dolor, debilidad o entumecimiento en la pierna, causada por lesión o presión sobre el nervio ciático. Este nervio nace en la región lumbar y baja por la parte posterior de cada pierna, encargándose de controlar los músculos del hueco poplíteo (parte posterior de la rodilla) y la parte inferior de la pierna. Además, proporciona sensibilidad a la parte posterior del muslo y a la planta del pie.
La ciática puede estar causada por una rotura de disco cervical, un espolón óseo o una lesión en la pelvis, la nalga o el muslo. Otros factores de riesgo son la diabetes, el embarazo y el sedentarismo.
Así pues, la ciática provoca un dolor punzante, ardiente o de tipo calambre que se extiende desde la parte baja de la espalda hasta la nalga y, a veces, baja por la pierna hasta la planta del pie. Son frecuentes el hormigueo, el entumecimiento y la debilidad muscular.
Estenosis espinal /vertebral
Al envejecer, el canal espinal, que contiene la médula espinal, puede empezar a estrecharse. Este proceso se conoce como estenosis espinal. Si el canal espinal se estrecha demasiado y comprime los nervios, puede dar lugar a dolores de espalda en la parte baja y las nalgas, así como debilidad muscular, entumecimiento y hormigueo.
Asimismo, la estenosis espinal puede deberse a la escoliosis, la enfermedad ósea de Paget y los traumatismos espinales.
Espondilolisis y espondilolistesis
La espondilolisis es una fractura por estrés en uno de los huesos de la columna vertebral. Es más frecuente en los niños que practican deportes que someten a la parte baja de la espalda a esfuerzos repetidos, como la gimnasia o el fútbol. La espondilolisis también puede deberse a una lesión de la columna vertebral o a una debilidad relacionada con el envejecimiento de la misma.
Si la fractura debilita demasiado la columna vertebral, la vértebra puede empezar a "deslizarse", dando lugar a una enfermedad denominada espondilolistesis. Los síntomas de la espondilolistesis incluyen dolor y rigidez. Si el hueso deslizado pellizca un nervio, puede causar dolor punzante, hormigueo, entumecimiento y debilidad.
Osteoporosis
La osteoporosis es el adelgazamiento y debilitamiento de los huesos. En este caso, el dolor de espalda asociado a la osteoporosis suele deberse a una fractura por compresión en la columna vertebral. La rotura puede producirse sin previo aviso, a menudo tras hacer algo tan sencillo como estornudar o agacharse.
El dolor de espalda puede ir de sordo a agudo. A menudo se siente en la parte baja o media de la espalda y tiende a empeorar con el movimiento. En raras ocasiones, el dolor puede irradiarse a las piernas o al abdomen.
Escoliosis
La escoliosis es una enfermedad en la que la columna vertebral se curva o tuerce como la letra "S" o "C". Suele desarrollarse en la infancia. En la mayoría de los casos se desconoce la causa, aunque está relacionada con enfermedades como la parálisis cerebral y la distrofia muscular. También puede ser consecuencia de un defecto de nacimiento o de la genética familiar (ya que a veces hay varios miembros de la familia afectados).
La escoliosis puede causar dolor crónico de espalda o cuello, así como una reducción de la amplitud de movimiento. En casos graves, la persona puede empezar a tener problemas para respirar.
Ya hemos visto algunas de las causas más comunes que ocasionan el dolor de espalda. Pero, además, existen otras causas que con menos frecuencia generan esta afección, como, por ejemplo, algunas enfermedades sistémicas.
Causas poco frecuentes del dolor de espalda:
Espondilitis anquilosante
La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria que provoca la fusión de los huesos pequeños de la columna vertebral. Esto provoca dolor lumbar, rigidez de la columna vertebral y el mantenimiento de una postura encorvada, a menudo antes de los 40 años. El dolor de espalda suele mejorar con el ejercicio físico y empeorar al llegar la noche.
Cáncer
Un tumor canceroso en la columna vertebral puede surgir por sí mismo (llamado tumor primario) o puede ser causado por la propagación del cáncer desde otras partes del cuerpo (llamado metástasis). El dolor suele describirse como una rozadura y tiende a empeorar por las noches. Esta dolencia acostumbra a extenderse hacia los hombros o el cuello y puede ir acompañado de una fatiga crónica.
Osteomielitis
La osteomielitis es una infección en la columna vertebral, que provoca un dolor intenso y constante. Puede producirse debido a una intervención quirúrgica reciente en la columna vertebral o cuando una infección local (como una infección por estafilococo) entra en el torrente sanguíneo. A diferencia de la mayoría de las infecciones, la fiebre no es frecuente.
Síndrome de cauda equina
El síndrome de cauda equina es un trastorno poco frecuente que está causado por la compresión grave de las raíces nerviosas de la columna vertebral inferior. Además de dolor lumbar, puede causar entumecimiento u hormigueo que se extiende por una o ambas piernas.
Diagnóstico del dolor de espalda
El diagnóstico del dolor de espalda comienza con una revisión médica y un examen físico que tiene en cuenta datos como: cuándo empezó el dolor, qué se siente, qué hace que el dolor mejore o empeore y qué otros síntomas lo acompañan (como entumecimiento o hinchazón).
A continuación, y en función de los resultados, el personal sanitario pedirá pruebas de laboratorio y de imagen para explorar las posibles causas.
Examen físico
Durante la exploración, el médico presionará suavemente los músculos y las partes de la columna vertebral en el lugar del dolor o cerca de él. Además, preguntará por la ubicación y el tipo de dolor.
Asimismo, se realizará un examen neurológico para evaluar las respuestas nerviosas y motoras. El objetivo del examen es identificar cualquier área de cambios sensoriales, debilidad muscular o cambios reflejos.
Pruebas de laboratorio
Además de las pruebas físicas, también se pueden realizar las pruebas de laboratorio que pueden ser:
Un recuento sanguíneo completo (CBC), incluyendo un recuento de glóbulos blancos (WBC) para detectar signos de infección
Velocidad de eritrosedimentación (VSG) y proteína C reactiva (PCR) para detectar signos de inflamación
Prueba HLA-B27 para detectar signos genéticos de espondilitis anquilosante
Pruebas de fosfatasa alcalina (ALP) y deshidrogenasa láctica (LDH) para ayudar a detectar ciertos tipos de cáncer de huesos
Pruebas de imagen
Por lo general, no es necesario realizar pruebas de imagen en una agudización del dolor de espalda, a menos que haya signos de cáncer, infección, fractura o síndrome de cauda equina. En el caso que el dolor persistiera durante varias semanas y se agudizara, se acostumbra a realizar una resonancia magnética (RM).
Diagnósticos diferenciales
Como parte de la evaluación, el personal sanitario considerará otras condiciones médicas que puedan ser causantes del dolor de espalda. El diagnóstico diferencial se basa en el historial médico del paciente y en sus factores de riesgo relacionados con el padecimiento de determinadas enfermedades. En este sentido, el dolor de espalda puede que no esté directamente involucrado con una afectación en los músculos de la espalda o en la columna vertebral. Ejemplos de ello serían:
Aneurisma aórtico abdominal
Endometriosis
Enfermedad de la vesícula biliar
Infección renal
Pancreatitis
Enfermedad inflamatoria pélvica (EIP)
Enfermedad de úlcera péptica
Prostatitis
Herpes zóster
Tratamiento del dolor de espalda
El tratamiento del dolor de espalda suele llevar tiempo. La mayoría de las personas se recuperan descansando y evitando las actividades estresantes para la zona lumbar.
Cuidados personales. El reposo, la aplicación de hielo y la aplicación de calor pueden ayudar a aliviar el dolor de espalda y a acelerar el proceso de curación. El hielo puede ayudar a reducir la hinchazón, mientras que el calor favorece el flujo sanguíneo y ayuda a relajar los tejidos. Asimismo, la actividad física de baja intensidad es importante también para ayudar a acortar el tiempo de recuperación.
Medicamentos. Si el reposo y la aplicación de hielo/calor no son suficientes para aliviar el dolor, pueden recetarse medicamentos. Dos de los más comunes son los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) de venta libre y los relajantes musculares con receta. Por su parte, para tratar la ciática y la espondilolistesis pueden utilizarse inyecciones espinales epidurales, en las que se inyectan esteroides en el espacio que rodea la columna vertebral. Por último, en el caso de la artrosis de columna, puede utilizarse una inyección de esteroides en la articulación vertebral si el dolor es intenso.
Fisioterapia. En algunos casos es adecuada el uso de la fisioterapia para ayudar a fortalecer y estirar los músculos de la espalda, mejorar la movilidad y aliviar el dolor. Además, los ejercicios de bajo impacto, como caminar, nadar o montar en bicicleta, pueden ayudar a mejorar la amplitud de movimiento y la flexibilidad.
Medicina alternativa. Algunos ejemplos de terapias complementarias utilizadas para aliviar el dolor de espalda son los masajes terapéuticos, la acupuntura, la práctica de Tai-Chi o el Yoga. Es necesario indicar que antes de iniciar cualquier tipo de suplementación alimenticia es importante consultar con el especialista.
Cirugía de columna vertebral. Finalmente, si el dolor no mitiga y no se obtienen un alivio adecuado de los síntomas a través del tratamiento no quirúrgico, se debe recurrir a la cirugía de la columna vertebral en última instancia.
Prevención del dolor de espalda
Como ya sabes, el dolor de espalda es una de las dolencias más comunes que afectan a personas de todas las edades. Pero, no te preocupes, porque existen formas para prevenirlo o, al menos, evitar que éste empeore. Algunos consejos para la prevención del dolor de espalda son:
Mantener un peso saludable.
Hacer ejercicio regularmente con actividades de bajo impacto para fortalecer los músculos centrales.
Practicar una buena postura y mecánica corporal.
Dormir en una cama que permita un buen apoyo de la columna vertebral.
Dejar de fumar (las sustancias químicas del humo del tabaco favorecen el deterioro de los discos vertebrales).
¿Cuándo acudir al médico?
La mayoría de los casos de dolor de espalda duran unos días y se resuelven completamente en unas semanas. Pero existen algunas señales que indican la necesidad de acudir al médico:
El dolor persiste durante más de unos días o empeora.
El dolor te despierta por la noche.
Se produce fiebre, escalofríos u otros signos de infección.
Problemas intestinales o de vejiga.
Otros síntomas asociados.
En definitiva, las causas del dolor de espalda son muchas y muy variadas. Mientras que las distensiones, los esguinces, las roturas de disco, la ciática y la artritis espinal son causas comunes, hay otras que no implican en absoluto a los músculos de la espalda o a la columna vertebral. Asimismo, el dolor de espalda suele tratarse con reposo, aplicación de hielo o calor y analgésicos, fisioterapia y ejercicio físico moderado.