La crema facial es uno de los pasos más básicos de toda rutina, después de la limpieza. Y hay para todos los gustos: hidratante, matificante, antiaging, de textura gel, nutritiva...
Cuéntame: ¿Sueles masajear mucho la piel cuando la aplicas? ¿La repartes de forma uniforme por toda la cara? Si has contestado que sí a alguna de estas dos preguntas, ¡error! Lo estás haciendo mal. O mejor dicho, hay una forma mejor de hacerlo.
Para que una crema funcione se necesita lo siguiente: que sea adecuada para tu tipo de piel y necesidad, que el conjunto de la rutina tenga coherencia y, por último, aplicarla de forma correcta.
Cómo aplicar la crema facial para que funcione
Elige el momento adecuado de la rutina: lo ideal es empezar con una rutina de limpieza de la piel (o de doble limpieza si necesitas desmaquillarte). Si sueles utilizar un sérum, este iría como primer paso después de la limpieza, y luego, la crema.
Coge una pequeña cantidad de la crema con las manos limpias o una espátula. A no ser que esté especificado en el producto, no lo masajees para "calentarlo" entre las yemas de los dedos.
Observa tu piel: ¿Tu zona T suele ser más grasa? ¿Qué partes tienes más secas? En lugar de repartir la crema de forma uniforme, aplícala primero en las zonas que suelan secarse más, como las mejillas, y termina con las que necesitan menos hidratación. Si tienes la piel unifórmemente seca, la puedes aplicar de forma uniforme.
Hazlo con movimientos circulares ascendentes, hacia fuera. Si conoces técnicas de masaje o quieres usar una Gua-Sha o rodillo de jade, ahora es buen momento.
Aplícala también en el cuello y la zona del escote/pecho. En este punto hay varias corrientes de pensamiento, algunas profesionales opinan que es mejor aplicarla de forma ascendente por el cuello, y otras de forma descendente. Soy partidaria de recomendar que lo hagas de forma ascendente y hacia fuera, ya que así evitas llevar toda la piel a la zona de la papada y la mandíbula.
Si se ha absorbido, valora si necesitas más producto. En pieles muy secas podría ser buena idea repetir si es necesario, y en otras es mejor abstenerse: si pones demasiado producto podrías obstruir la piel provocando lo que llamamos piel asfíctica: granitos, milium, puntos negros, etc.
Si es la rutina facial de día y la crema no tiene factor de protección solar, aplica el filtro solar justo después. Ese sí, de forma uniforme por toda la cara, cuello y el resto de zonas expuestas al sol.