Ser padres no sólo nos quita tiempo de sueño, sino también el desarrollo de ese instinto de anticiparse a posibles problemas de salud. Con el tiempo nos convertimos en cotidianos detectores de “posibles problemas”: futuros resfríos, piojos, problemas gástricos, deficiencias oculares… y pie plano.
¡Todos los niños nacen con pie plano! Hasta los 2-4 años es muy normal que el niño padezca de pie plano, es decir que la planta del pie toque directamente con el suelo sin presentar el arqueado habitual. En niños pequeños, esta parte del pie está formada por una especie de almohadilla de grasa que poco a poco desaparece con el desarrollo del niño.
¿Cómo detectar que tu hijo tiene pie plano?
Veamos 3 típicos síntomas:
- Ausencia del arco longitudinal del pie. Si ves que la forma de la planta del pie de tu hijo a partir de los 5 años sigue siendo muy plana, sin que se empiece a formar el puente del pie, es muy probable de que padezca de pie plano.
- Que el niño se queje de dolor en el pie tras caminar. La ausencia de ese arqueamiento de la planta del pie hace que el movimiento de andar sea más forzado y algunos ligamentos y músculos del pie y la pierna se resienten.
- Que el talón del niño no se alinea a la línea media del cuerpo, por lo que se inclina ligeramente hacia afuera. Además los niños con estas características, si llevan zapatillas planas con poca resistencia, como chanclas de playa, suelen levantar la parte delantera de la suela.
A pesar de controlar y prestar atención a estos síntomas, si se sospecha de que el niño tiene pie plano se deberá acudir al ortopedista que realizará las pruebas pertinentes para encontrar el tratamiento ideal para cada caso. Existen diversos tipos de pie plano, por ello existen diversos tratamientos como plantillas, ejercicios, calzado, etc.