La enfermedad de Crohn es una enfermedad intestinal inflamatoria crónica que afecta al aparato digestivo y puede afectar a cualquier parte del mismo, desde la boca hasta el ano. Vivir con la enfermedad de Crohn puede plantear retos importantes, que requieren un conocimiento profundo de la enfermedad y un tratamiento adecuado. Desde que se describió por primera vez, el número de casos ha aumentado de forma constante, pasando de 5,3 a 7,6 por cada 100.000 habitantes en los últimos 15 años.
¿Qué es la enfermedad de Crohn?
La enfermedad de Crohn es un trastorno denominado autoinmune: una reacción del sistema inmunitario contra los propios componentes de la persona afectada, caracterizada por la inflamación de la pared intestinal.
La enfermedad de Crohn es una enfermedad intestinal inflamatoria crónica que puede afectar a cualquier parte del aparato digestivo, desde la boca hasta el ano. Se caracteriza por la inflamación de la pared intestinal, que puede dar lugar a diversos síntomas y complicaciones, como engrosamiento de la pared, úlceras y, en ocasiones, fisuras y perforaciones.
Esta enfermedad autoinmune puede afectar a personas de cualquier edad, pero suele diagnosticarse en adultos jóvenes de entre 20 y 30 años. La enfermedad de Crohn se presenta en brotes y remisiones, lo que significa que los síntomas pueden variar en intensidad con el tiempo. La enfermedad de Crohn no es contagiosa.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Crohn?
Los síntomas más frecuentes son dolor abdominal, diarrea frecuente, hemorragia rectal, pérdida de apetito, fatiga crónica y pérdida de peso involuntaria. Algunos pacientes también pueden experimentar síntomas extraintestinales. A continuación se resumen los principales aspectos de la enfermedad de Crohn:
Inflamación intestinal: la enfermedad de Crohn causa inflamación de la pared intestinal, lo que puede provocar dolor abdominal, diarrea frecuente, hemorragia rectal y pérdida de apetito.
Localización variable: la enfermedad de Crohn puede afectar a cualquier parte del aparato digestivo, desde la boca hasta el ano, pero se observa con mayor frecuencia en la parte inferior del intestino delgado y el colon.
Síntomas extraintestinales: además de los síntomas intestinales, la enfermedad de Crohn también puede causar síntomas extraintestinales como dolor articular, reumatismo, inflamación ocular, úlceras bucales (aftas) y problemas cutáneos.
Evolución crónica: La enfermedad de Crohn es una enfermedad crónica que evoluciona con recaídas y remisiones. Los periodos de remisión se caracterizan por una reducción de los síntomas, mientras que las reagudizaciones se caracterizan por un empeoramiento de los síntomas.
¿Existen factores de riesgo?
Aunque se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Crohn, algunos factores pueden aumentar el riesgo de padecerla, como los antecedentes familiares, el tabaquismo, una dieta rica en grasas y azúcares, el estrés y los trastornos del sistema inmunitario. Se ha demostrado que fumar aumenta la gravedad y la frecuencia de los brotes de la enfermedad de Crohn, así como la necesidad de cirugía.
Durante las reagudizaciones, la dieta puede influir en la gravedad de los síntomas. De hecho, según varios estudios, se recomienda excluir la fruta y la verdura durante las reagudizaciones. Otros alimentos también pueden agravar los síntomas, pero su naturaleza depende de cada paciente. Es una buena idea llevar un diario de lo que se come, para poder identificar los alimentos que agravan los síntomas. Excluir un alimento sospechoso durante dos o tres semanas le dará una idea de si realmente está contribuyendo a la aparición de los ataques. Las especias y las bebidas que contienen cafeína también pueden agravar los síntomas de los brotes de la enfermedad de Crohn.
Las causas exactas de la enfermedad de Crohn no se conocen del todo, pero intervienen factores genéticos, ambientales e inmunitarios.
Esta enfermedad también puede aparecer en niños, y estar asociada a un retraso del crecimiento y/o de la pubertad. Sin embargo, no siempre es fácil de diagnosticar, ya que suele pasar desapercibida. En niños y adolescentes, el riesgo de desarrollar la enfermedad de Crohn es de cuatro a seis veces mayor cuando uno de los padres padece la enfermedad. En ese caso, se pueden establecer medidas específicas de apoyo nutricional para prevenir estos trastornos (por ejemplo, alimentación nocturna por sonda).
¿Cómo se trata la enfermedad de Crohn?
El objetivo del tratamiento de la enfermedad de Crohn es reducir la inflamación y aliviar los síntomas. Puede incluir antiinflamatorios, inmunosupresores, fármacos biológicos, ajustes dietéticos, control del estrés y, en algunos casos, cirugía.
La enfermedad progresa en recaídas, por lo que el objetivo del tratamiento es espaciar estas recaídas y hacer la vida del paciente lo más cómoda posible, ya que es raro que los pacientes se curen completamente de la enfermedad. La aparición y duración de estos ataques son impredecibles, y suelen producirse a lo largo de toda la vida, con periodos de remisión (ausencia total o casi total de síntomas) que duran desde unas pocas semanas hasta varios meses, o incluso años.
Para establecer el diagnóstico, se requiere una colonoscopia de todo el intestino, así como análisis de sangre para evaluar la presencia de anemia y de un síndrome inflamatorio, que suelen estar asociados.
Es importante tener en cuenta que la enfermedad de Crohn es una enfermedad compleja, y que cada enfermo puede presentar síntomas y complicaciones diferentes. Por ello, es esencial consultar a un gastroenterólogo, que es el especialista en la enfermedad de Crohn, para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adaptado a cada caso.
Artículo traducido y adaptado por Laura Buades, redactado originalmente en francés por Sandrine Nail-Billaud.