Así lo afirmaba el pasado sábado 23 de julio de 2022 el director general de la Organización Mundial de la Salud (la OMS): la viruela del mono ya es una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional. En España ya se han reportado dos casos de muerte por esta enfermedad y en Brasil uno.
Es inevitable que nos recuerde a la alerta mundial que tuvimos con la Covid-19. Y que nos empiecen a asaltar las preocupaciones. Pero según afirma Mar Santamaria, farmacéutica y experta en comunicación científica de PromoFarma, “estamos ante dos situaciones que no son comparables”.
Qué tienen en común Covid-19 y la viruela del mono
Ambas son enfermedades infecciosas de origen vírico, aunque causadas por dos virus completamente diferentes, con comportamientos diferentes. “El virus de la viruela del mono no es un virus respiratorio con muy alta transmisibilidad, como en el caso del SARS-CoV-2”, afirma Mar. Se transmite con contacto estrecho y prolongado en el tiempo con una persona infectada, “de ahí que se hayan identificado dos situaciones más claras de contagio: entre convivientes y entre parejas sexuales”.
La monitorización por parte de la OMS, junto con la colaboración de los organismos de salud pública de los diferentes países, es clave para frenar esta enfermedad infecciosa. “Cuando se detecta un número alto de casos, hay que ponerse las pilas para frenarlos. [...] No hay que minimizar el problema (somos uno de los países más afectados a nivel mundial, existe el riesgo de complicaciones y hay que lamentar el fallecimiento de dos personas), pero tampoco angustiarse sobremanera”, sentencia Mar.
Personas vulnerables (niños, embarazadas, personas con inmunosupresión) entre los grupos de riesgo
Las medidas de contención son necesarias para los grupos de personas más vulnerables y a nivel individual, la OMS pide actuar con responsabilidad siguiendo las recomendaciones sanitarias.
Así pues, “las personas que han sido informadas de ser contacto estrecho deben actuar siguiendo los consejos de su centro de salud de referencia y/o unidades de vigilancia epidemiológica”, comenta Mar, y añade “puede ser necesario un autoconfinamiento, evitar el contacto con otras personas y controlar los síntomas durante 21 días según cada caso (porque es el periodo máximo de incubación de la enfermedad)”.
Ante las declaraciones de la OMS (aunque más tarde ha emitido un comunicado aclaratorio al respecto), algunos medios han divulgado la falsa noticia de que es una enfermedad que se transmite con mayor frecuencia en algunos colectivos, concretamente el colectivo LGBTI.
Es una conclusión errónea, ya que no es una enfermedad de transmisión sexual y, igual que pasa con enfermedades como el VIH, “en ningún caso hay que llegar a la conclusión errónea de que es una enfermedad propia de ningún colectivo, ni característica personal. Debemos hablar siempre de situaciones de mayor o menor riesgo, no de personas, ni de sus características personales”, afirma con seguridad Mar.
¿Existen vacunas contra la viruela del mono?
La vacuna contra la viruela del mono existe: “Se dispone de una vacuna atenuada de tercera generación (más novedosa y con un perfil de seguridad más favorable que las anteriores) que sirve tanto para la viruela (que está erradicada en la actualidad), como para la viruela símica”, constata Mar. Su disponibilidad aún es limitada.
Por este motivo, y en el momento actual, se destina únicamente a profilaxis preexposición (antes de entrar en contacto con el virus) y postexposición (en el caso de tener la confirmación de ser contacto estrecho de un caso confirmado), pero en situaciones muy concretas: personas con alto riesgo de desarrollar la enfermedad grave, profesionales sanitarios que manipulen muestras contagiosas y personas con prácticas sexuales de alto riesgo. Estos criterios se irán actualizando según la situación epidemiológica y la disponibilidad de las vacunas.
“En la gran mayoría de casos, la enfermedad cursa de manera autolimitada hacia una completa curación”, así que las vacunas “solo se emplearán en determinadas situaciones y según indiquen los profesionales sanitarios”.