El dióxido de titanio, también conocido como E171, es un aditivo que estaba presente en alimentos y cápsulas de los complementos alimenticios. Desde noviembre de 2021, la Unión Europea ha prohibido su uso en alimentación. Actualmente, solo puede encontrarse en el recubrimiento de medicamentos (que disponen de más tiempo para encontrar un excipiente sustitutivo) y productos cosméticos, cuyo uso es tópico.
Es un aditivo que aporta color blanco a los alimentos y se usaba en alimentos como chocolate, galletas y chicles, además de otros productos. Según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) determinó que su uso no era seguro por vía oral e instaba a los fabricantes a prescindir de este ingrediente.
Pero, ¿qué pasa en cosmética? ¿Y en los medicamentos? ¿Debemos o no utilizarlo? ¿Es malo para la piel?
Dióxido de titanio en cosmética, ¿es seguro?
El dióxido de titanio o TiO2, como lo llaman sus amigos que saben de fórmulas químicas, es un activo natural que se obtiene de minerales como la anatasa o el rutilo. ¿Cuáles son sus funciones en cosmética? El dióxido de titanio actúa como protector solar, ya que ayuda a reflejar y dispersar las radiaciones solares, evitando las quemaduras y el fotoenvejecimiento, una de las causas principales de envejecimiento cutáneo.
¿Para qué se utiliza el dióxido de titanio en cosmética?
Su uso en cosmética es muy variado:
Protección UV: Es un ingrediente básico de los protectores solares y puede aparecer en cremas, bases de maquillaje y pintalabios, para proteger la piel frente a los rayos ultravioleta. Recordemos la importante de utilizar protección alta a diario.
Color: El TiO2 en forma de pigmento permite crear tonos de maquillaje que se ajusten a todo tipo de pieles y/o para obtener diferentes colores en pintalabios.
Efecto duradero: Como mineral insoluble, ayuda a la durabilidad y la resistencia al agua, una propiedad muy utilizada en solares.
Textura: Las partículas de TiO2 se vuelven transparentes y ayudan a aportar texturas más translúcidas y suaves.
¿En qué productos cosméticos podemos encontrar el dióxido de titanio?
Bases de maquillaje líquidas y en polvo
Polvos bronceadores
Coloretes
Sombras de ojos
Rímeles
Pintalabios
Protectores solares
Cuando un ingrediente o producto se pone en duda o incluso se prohíbe, se genera mucha polémica y sobre todo, muchas dudas para los usuarios. Además, cuando un ingrediente como el dióxido de titanio tiene aplicación cosmética y alimenticia, las dudas son mayores.
¿Puedo utilizar los productos que tengo en casa? ¿Es bueno para mi piel utilizar el dióxido de titanio? Nuestra farmacéutica Mar Santamaria va a poner bajo su lupa de experta al dióxido de titanio y resolver todas las dudas.
El dióxido de titanio bajo la lupa de nuestra farmacéutica Mar Santamaria
¿Qué problema hay con el dióxido de titanio? ¿Es preocupante?
Ante todo: recordar que el problema se ha detectado en su consumo por vía oral. Es decir, como aditivo en la fabricación de alimentos (incluidos los complementos alimenticios). Quedan excluidos los productos cosméticos, ya que no los ingerimos (y, prácticamente, no se absorben a nivel percutáneo, a través de la piel).
No debemos tener sensación de alarma. Porque es parte de un proceso normal. Me explico: todos los ingredientes de alimentos, y también cosméticos, se evalúan y reevalúan periódicamente. Este caso no fue una excepción. La EFSA (Autoridad alimentaria en Europa) volvió a evaluar la seguridad de este aditivo alimentario y concluyó (a diferencia de los estudios anteriores que había realizado) que “no se puede descartar daño en el ADN por consumo vía oral”. O lo que es lo mismo, que se puedo descartar su inocuidad. Ante esto, lo más sensato es limitar su uso.
¿Qué cambios se están produciendo para adaptarse a la nueva normativa?
Sus propiedades ópticas son tan buenas, que era un aditivo estupendo para fabricar las cápsulas de suplementos y medicamentos (haciéndolas opacas para proteger los ingredientes del interior de la luz). Razón por la cual aún se sigue utilizando en medicamentos. En este último caso, cambiar un excipiente de un medicamento no es una tarea fácil. Hay que hacer pruebas y estudios para asegurar que el excipiente sustituto actúa igual de bien y el medicamento sigue siendo igual de efectivo. Por eso, los laboratorios de medicamentos disponen de un margen de tiempo más amplio para irlos reemplazando de sus formulaciones (no se puede hacer de un día para otro).
¿Qué hacemos con los productos que tenemos en casa que lo tienen (cosméticos y alimenticios)?
Que se haya limitado su uso no significa que, si lo ingerimos puntualmente, vayamos a enfermar enseguida. En cambio, si lo usamos de manera continuada, día tras día, año tras año, “no podemos descartar que aumente el riesgo de determinadas enfermedades en personas predispuestas”. Así es como debe leerse la advertencia, no como un riesgo inminente. En la “acumulación” está el verdadero riesgo de exposición. En otras palabras: por tomarme un helado que contenga este aditivo, muy probablemente (en ciencia, hablamos de probabilidades), no me pasaría nada. Pero si me tomo un helado varias veces por semana, luego un para de chicles cada día, un suplemento y dos medicamentos cada día, cuyas cápsulas también lo contienen… La dosis incrementa sustancialmente.
En conclusión: si estás terminando una caja de un complemento alimenticio, no la tires. Si estás siguiendo un tratamiento farmacológico cuyas cápsulas contienen este excipiente, no lo interrumpas. Puedes informarte de si existe alguna alternativa, sin el excipiente. Si no existe, no te agobies, sigue con tu tratamiento prescrito (en poco tiempo, el laboratorio fabricante habrá encontrado una alternativa óptima). En el caso de los cosméticos, no hay ningún problema: como decíamos, se aplican sobre la piel, no los ingerimos.
¿Para qué sirve el dióxido de titanio en cosmética? ¿Se puede utilizar en piel sensible?
Por ejemplo, es un excelente filtro físico para fabricar protectores solares eficaces (por aquello que decíamos de sus propiedades óptimas en reflejar la luz). De hecho, los filtros solares de tipo físico suelen tener una mejor tolerancia que los de tipo orgánico (o químico, como también se denominan). En los fotoprotectores, suelen mezclarse ambos tipos de filtros para obtener una mayor eficacia. El dióxido de titanio cumple bien con su función y, a nivel tópico y con base a la evidencia actual, no tiene sentido quitarlo de los productos cosméticos. La cantidad segura que puede utilizarse también está testada y regulada, como para todos y cada uno de los ingredientes cosméticos.