El berro, que es como comúnmente se conoce a la planta Nasturtium officinale, es un vegetal consumible que crece de manera silvestre en ríos, ya sea en Europa o en Asia Central. Hoy en día se utiliza para el consumo doméstico, especialmente en la preparación de ensaladas. Es una planta con muchas propiedades, tanto nutricionales como medicinales, ¡descúbrelas a continuación!
¿Para qué sirve el berro?
El berro es rico en vitaminas A, C, E, K, la mayoría de las del grupo B (sobre todo folatos), flavonoides, calcio y fibra, sobre todo. Contiene también minerales como el hierro, sodio, yodo, fósforo y manganeso, así como glucósidos (gluconasturtósido), enzimas y principios amargos. Es reconstituyente y está indicado en casos de anemia o para apoyar el sistema inmune, por su acción antiinflamatoria.
Por eso, el berro tiene numerosos e importantes beneficios. La fibra ayuda al tránsito intestinal y puede regular la absorción de colesterol y glucosa. También, regula el peso corporal saciando y combatiendo el estreñimiento. La vitamina K mantiene una buena coagulación de la sangre (evita hemorragias) y el calcio contribuye a que los huesos estén más fortalecidos.
Es antioxidante gracias a los flavonoides, que combaten los radicales libres. Por otro lado, la vitamina C contribuye en la producción y síntesis de colágeno, fundamental para tener una buena calidad de las articulaciones y la piel (que estará más tersa).
Finalmente, la luteína y la zeaxantina protegen la retina, proporcionando salud a los ojos.
¿Cómo tomar el berro?
Las hojas del berro se consumen básicamente frescas y crudas, salteadas, en ensaladas y zumos o como ingrediente de salsas, sopas, potajes, tortillas y cremas de verdura, aunque es mejor no cocerlas para que no pierdan parte de sus cualidades. Hay que tener en cuenta que el berro tiene un sabor ligeramente picante.
Es preciso lavar las hojas antes de consumirlas y, en cuanto a la cantidad, no conviene tomar más de 100 gramos por persona.
En uso tradicional, el berro se ha empleado para realizar té o jarabes con fines medicinales: en concreto, se puede realizar un jarabe casero con nabo, piña y remolacha que alivia los síntomas de la bronquitis (mucosidad, tos/sequedad de garganta, etc.). Otros usos tradicionales son: como aperitivo, reconstituyente (por ser fuente de muchas vitaminas y minerales), con función diurética o estimulante para el cuero cabelludo.
Siendo cocinado, tiene mayor cantidad de carotenoides, los cuales son antioxidantes. Sin embargo, si se cocina por mucho tiempo, el berro puede perder compuestos, por lo que es recomendable no prolongar demasiado su cocción y cocinarlo a fuego lento.
¿Qué contraindicaciones tiene el berro?
Los preparados con berro ingeridos deben ser evitados por personas con gastritis, úlcera gastroduodenal e hipotiroidismo. El gluconasturtósido puede interferir en la oxidación de los yoduros, lo que puede afectar al transporte de yodo a la glándula tiroides y disminuir la producción de tiroxina, desequilibrando el organismo (en peso, temperatura, fuerza o, incluso, estado de ánimo).
Asimismo, nuestra farmacéutica Mar Santamaria nos recomienda: “Es mejor tomar los berros cultivados y siempre muy bien lavados. Si se recolectan, hay que extremar estas medidas de higiene, ya que pueden tener restos de contaminación o parásitos”, comenta. Además, “se debe tener presente que el berro no es recomendable para las personas que toman Sintrom, por su aporte en vitamina K”, añade.
La premisa general es que no se recomiendan dosis altas ni tratamientos dilatados en el tiempo para evitar posibles irritaciones gástricas o renales. Así, antes de su toma habitual, te recomendamos consultar con un profesional de la salud. De este modo, te orientará y te facilitará la pauta que mejor se adapte a tu caso concreto.