Jóvenes pegados a latas energéticas: una moda peligrosa

Escrito por Roberto García el 09/10/2023

Joven rodeado de más gente disfrutando de un concierto

En la constante búsqueda de vitalidad y energía, especialmente entre los jóvenes, las bebidas energéticas que todos conocemos han experimentado un notable aumento en popularidad en los últimos años. Se venden como potentes estimulantes que mejoran el rendimiento físico y mental, y se consumen de forma generalizada para mantener altas cotas de actividad durante extensas sesiones de estudio, trabajo o entretenimiento. Sin embargo, detrás de estas latas de gran tamaño, coloridas y llenas de promesas, estas bebidas ocultan múltiples riesgos para la salud de los jóvenes. 

¿Qué contienen exactamente estas latas? 

Las bebidas energéticas presentan una amalgama de ingredientes que supuestamente aumentan la energía y la concentración. Estos productos suelen contar con cafeína, azúcares, vitaminas y otros estimulantes. Una sola lata de estas bebidas puede llegar a contener una cantidad superior a la que encontraríamos en una, e incluso hasta en tres, tazas de café convencional. Además, estas bebidas suelen incluir niveles muy altos de azúcares añadidos, que pueden inducir a problemas de peso y riesgos asociados a enfermedades metabólicas. 

¿Qué dicen los profesionales de la salud? 

Los peligros que estas bebidas plantean están respaldados por estudios y voces expertas en el ámbito sanitario. La sobrecarga de cafeína, por ejemplo, puede mejorar la concentración y la alerta temporalmente, pero su consumo excesivo tiene repercusiones negativas. Los jóvenes son especialmente vulnerables a los efectos secundarios de la cafeína, que incluyen nerviosismo, ansiedad, insomnio, taquicardia y temblores.    El contenido elevado de cafeína en estas bebidas puede perturbar el ciclo de sueño de los jóvenes. El consumo de bebidas energéticas, especialmente por la tarde o la noche, puede resultar en dificultades para conciliar el sueño y reducir la calidad del descanso, afectando no solo el bienestar general, sino también el rendimiento académico.   

Además, hay médicos que también advierten sobre cómo la sobrecarga de cafeína puede influir adversamente en el ritmo cardíaco y la presión arterial. Para la Responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma, Mar Santamaria, “una bebida energética, si la confrontamos con otro tipo de bebida cafeinada más convencional (que podemos tomar en el contexto de una dieta equilibrada como el té o el café), veremos que no se parecen absolutamente en nada”. Por un lado, “es una cuestión de dosis: hablábamos de que la cantidad de cafeína en las bebidas convencionales es aceptable, en función de la sensibilidad de cada persona; mientras que, en las bebidas energéticas, la cantidad es absolutamente desmedida”. 

Por otro lado, “sus ingredientes e información nutricional no pueden estar más alejados”. El café y el té se elaboran “a partir de extractos vegetales debidamente procesados y no mediante ingredientes aislados. Estos extractos contienen un sinfín de otras sustancias naturalmente presentes, como los polifenoles que son, incluso, beneficiosos para la salud. Por contra, las bebidas edulcoradas y energizantes pueden contener algo de extractos vegetales, pero en su lista infinita de ingredientes (con poco o nada de valor nutricional) abunda en azúcar libre (que es de todo menos saludable) y aditivos varios, incluidos los edulcorantes sintéticos, de los que no conviene abusar y que no reportan ningún beneficio más allá del sabor dulce”.  

Mar advierte de otro riesgo asociado al consumo de bebidas energéticas. “En situaciones recreativas, su combinación con el alcohol puede ser de lo más peligrosa: induce una falsa sensación de vigilia, de estar despiertos. Es decir, se tiene la percepción de que los reflejos no están afectados por la toma de alcohol, cosa que realmente no es así. Si en este momento nos ponemos al volante o ante situaciones que requieran unos buenos reflejos, las consecuencias pueden ser nefastas”. 

Alternativas más saludables 

 A pesar de su atractivo como fuentes rápidas de energía, las bebidas energéticas encierran riesgos significativos para la salud de los jóvenes. Cómo hemos visto, el alto contenido de cafeína y azúcares añadidos puede tener efectos perjudiciales en el sistema cardiovascular, el sueño y la salud mental. Por estos motivos, resulta esencial que los jóvenes comprendan los riesgos y consideren opciones más saludables para mantener su energía y vitalidad, como una alimentación equilibrada, bebidas de orígenes más naturales como el café o el té, además de una hidratación adecuada y del descanso apropiado.

 “Un apunte sobre la importancia del descanso óptimo”, recuerda Mar. “Las horas de sueño están infravaloradas, más entre la población juvenil. ¡Y no existe remedio más reparador para cargar pilas y afrontar el día siguiente con un buen nivel de energía!”. La cafeína, para consumo en momentos puntuales, puede pasar (todos hemos recurrido a ella en algún momento). Pero, si vamos perdiendo horas de descanso y queremos “compensar” el cansancio acumulado a base de sustancias estimulantes, en poco tiempo aparecerán señales de alarma (tanto físicas, como de estado de ánimo) y no habrá más remedio que frenar y recuperar el bienestar perdido.