El sol es una gran fuente de vitamina D, una de las más importantes para el organismo. Su función principal es la absorción del calcio y proporcionar fortaleza a los huesos. Por otra parte, ayuda al buen funcionamiento del sistema inmunológico y en el crecimiento de los más pequeños. Así, si bien es importante no exponer directamente al sol a los más pequeños, es necesario que disfruten de la luz solar para que absorban todos los beneficios.
Cuáles son los beneficios de la vitamina D
La vitamina D, también conocida como calciferol, además de sintetizar mejor el calcio, aporta muchos beneficios al organismo. Por una parte, la vitamina D favorece una musculatura y un sistema nervioso saludable ya que interviene en la transmisión de los impulsos nerviosos y las contracciones musculares. Además, influye en el proceso de coagulación de la sangre y ayuda a prevenir hemorragias.
El déficit de vitamina D es muy perjudicial, sobre todo en los niños y la época de crecimiento. Tener los niveles de vitamina D bajos provoca que la absorción de calcio por el intestino sea menor y, por ello, los niveles de éste en sangre también menguan. Esto obliga a la glándula paratidoides a aumentar la producción de la hormona PTH que actúa sobre el hueso liberando sales de calcio y fósforo del mismo (con el riesgo de desmineralización), y sobre el riñón estimulando la pérdida de fósforo a través de la orina. Todo ello para intentar igualar los niveles de calcio en sangre.
Consecuencias del déficit de calciferol
- Pueden presentar calambres musculares, convulsiones y dificultad para respirar.
- Un mal desarrollo de los huesos puede provocar raquitismo carencial -enfermedad generalizada del esqueleto- y/o altura por debajo de la media.
- Un nivel bajo de vitamina D favorece la aparición de problemas bucodentales como caries o debilitamiento de los dientes.
Alimentos ricos en vitamina D
- Pescados azules. El salmón contiene más de 300 UI (Unidades internacionales, 1 unidad el equivalente biológico de 0,025 μg de colecalciferol/ergocalciferol) por cada 100 g. El atún, las sardinas y la caballa también son buenas opciones.
- El huevo. Cada huevo aporta 20 UI de Vitamina D. No convien abusar por el colesterol que proporciona la yema, así que una buena opción para que sea menos graso es tomarlo duro.
- Mariscos y moluscos. Las gambas, los langostinos, las ostras o las almejas aportan gran cantidad de este nutriente. Las ostras ni más ni menos que 320 UI por cada 100 gramos.
El sol como fuente de Vitamina D
El aceite de pescado, los lácteos, el pez gato, los cereales fortificados, el tofu y la leche de soja o los hongos son otros alimentos ricos en vitamina D que puedes incluir en tu dieta, pero esto sólo equivale al 10% de lo necesario. El resto, se sintetiza directamente gracias a la luz solar.
Para conseguir todos los beneficios de la vitamina D y que la piel no sufra lesiones como quemaduras, los niños pequeños no deben tomar el sol directamente. Con un paseo y una exposición moderada a la luz solar de unos 10-15 minutos en las horas de la mañana bastará. No olvides aplicar crema solar en época estival.