Las fantasías sexuales son representaciones que crea la imaginación de los deseos que tenemos, ya sean de una manera consciente o inconsciente. Estas ideas e imágenes que creamos, nos generan excitación sexual, nos ponen a tono. Algunas fantasías sexuales como tríos, orgías o practicar sexo en espacios determinados, son comunes, otras seguir técnicas sadomasoquistas, pueden parecer más duras y brutas. Sin embargo, son fantasías todas ellas, igual de respetables ya que una fantasía no quiere decir una misión.
La fantasía sexual nace tanto de aquello que hemos vivido, de nuestra imaginación y de todo aquello que hemos incorporado a nuestra mente: libros (no, no vamos a hablar de 50 sombras de Grey), películas, canciones…. Suma importancia tienen aquellas escenas y referencias sexuales que vemos durante la infancia ya que quedará grabada en la memoria y, el día menos pensado saldrá.
¿Cómo actúan las fantasías sexuales?
Como os contamos en el post sobre cómo conseguir los propósitos de año nuevo, visualizar una meta, una acción produce el mismo placer que conseguirla porque las zonas del cerebro que se activan son las mismas, por eso nos motivamos tanto. En el caso de las espejismo sexuales, también sucede. Cuando creas esta ficción imaginaria, en realidad lo que haces es entrenar tu mente para cuando llegue el momento poder ponerlo en práctica. Igual que los deportistas de élite visualizan la meta. Seamos deportistas de élite y fantaseemos.
Imaginar también potencia el deseo y es una solución eficaz en momentos de baja apetencia sexual o cuando es difícil excitarse. El sexo y el deseo empieza en el cerebro, el órgano sexual principal y un estratagema de libidización empieza por la cabeza. Leer, ver películas y ejercitar la mente será la mejor terapia.
Tener fantasías nos evade de la realidad por lo que tienen un efecto calmante y liberador de estrés. No necesitan una estimulación física para llegar al orgasmo, simplemente dejarse llevar y evadirse por unos momentos. Puede que no resuelvan los problemas, pues una vez dejas de fantasear y vuelves a la realidad, ahí siguen, pero hacer un alto te liberará la mente y, quizá, encontrarás una solución antes.
¿Hay fantasías buenas y malas?
Las fantasías equivalen a los sueños, por ello no se rigen ni por la lógica ni por la moral, sólo han de excitarnos y buscarle sentido es un sin sentido. Fantasear con una imagen sado-mado, no se traduce necesariamente en que se haga realidad. “Lo único que importa es que cumplan su función de excitarnos. Según Francisca Molero, sexóloga, ginecóloga y directora del Institut Clinic de Sexología de Barcelona, “es muy normal que la gente tenga fantasías que hablen de acostarse con un miembro del sexo opuesto, de dominación, sumisión… Intentar buscarle el sentido o querer ver que, en el fondo, ese es nuestro más profundo deseo es algo totalmente equivocado”.
Por ello, no hay fantasías mejores o peores, buenas o malas. Reprimirlas, además, es desaconsejable. La sexóloga explica que puede derivar en un trastorno sexual y en rechazo hacia el sexo. Tremendo error.