Un collarín cervical inmoviliza, estabiliza la columna, previene segundas lesiones y ayuda a mitigar los síntomas neurológicos de un latigazo cervical de grado III. Así, no debemos asociar el collarín únicamente a accidentes. En casos como las lesiones deportivas en gimnasia, el judo, el esquí o los deportes de motor, sirve para sostener la cabeza y soportar mejor el dolor cuando la musculatura cervical es incapaz de realizar su trabajo.
El médico prescribirá el tiempo durante el que tienes que llevarlo, pero quizá el fisioterapeuta dice que debes quitártelo. ¿Quién tiene razón? Muchos estudios exponen que el tiempo de aplicación es excesivo y que falta tratamiento de fisioterapia. Una vez que visitas al fisioterapeuta, ya llevas tiempo con el collarín, por eso recomienda que espaciemos su uso y a partir del tratamiento con él, se module el tiempo de aplicación.
Elegir el collarín adecuado
El collarín debe ser lo más cómodo posible para que encontremos alivio y no sea más molesto que los dolores que ya se sufren. Debe ser de buena calidad, anatómico, suave, no debe deformarse y tiene que ser lavable y ajustable a cada persona. Además:
- El peso de la cabeza debe estar apoyado en posición neutra.
- Debe atrapar la cabeza y evitar que realice movimientos laterales, rotaciones y anteposiciones.
- Debe ser traslúcido y compacto.
- Debe dejar libres las vías respiratorias y no afectar a las circulación cerebral.
Los collarines de 3M a diferencia de otros, proporcionan una tira central que gradúa la altura del collarín, está fabricada con una espuma transpirable y sirve tanto para uso diurno como nocturno.
Mientras utilices un collarín cervical, reduce tus actividades para mantener a raya el dolor y la inflamación. Si duermes con el collarín, quizá no necesites almohada. Cuando duermas sin él, la almohada debe ser cómoda y debe darle soporte a la cabeza y cuello. También será bueno que apoyes el cuello y la espalda si estás sentado la mayoría del día.
¿Cómo colocar un collarín?
- Mira al frente y mantén la barbilla en paralelo al suelo.
- Adapta el collarín alrededor del cuello de una manera cómoda.
- Coloca los sujetadores en la parte posterior del cuello.
- Retira collares, ropa, pelo y todo aquello que pueda molestarte.
- Si el collarín te irrita la piel, coloca un relleno de algodón entre el collarín y la piel y si lo sientes muy ajustado, quítatelo y póntelo de nuevo.