¿Sabías que, a partir de los 50 años, el 30% de las mujeres y el 12% de los hombres padecen osteoporosis? Inevitablemente ligada al envejecimiento, la pérdida de capital óseo no debe olvidarse. Sin embargo, la osteoporosis, consecuencia del desgaste del esqueleto, suele pasar desapercibida. Se traduce en una disminución de la densidad ósea, lo que fragiliza los huesos y aumenta considerablemente el riesgo de fracturas.
¿Cómo se diagnostica y previene la osteoporosis? ¿Qué tratamiento existe hoy en día para prevenir las fracturas? Analicemos esta enfermedad ósea y veamos cómo vivir bien con la osteoporosis en el día a día.
¿Qué es la osteoporosis?
La osteoporosis es una enfermedad de los huesos que se caracteriza por dos fenómenos simultáneos: una reducción de la densidad ósea y cambios en la arquitectura del hueso. Los huesos son tejidos vivos que se regeneran constantemente para mantener su resistencia.
El hueso viejo o dañado es sustituido espontáneamente por hueso sano. Este fenómeno, conocido como remodelación ósea, debe su equilibrio a dos tipos de células: los osteoblastos, que sintetizan nuevo tejido óseo, y los osteoclastos, que eliminan el tejido viejo del hueso dañado. Hasta los 45 años, estos dos tipos de células están en equilibrio, asegurando la correcta renovación y mantenimiento de la estructura ósea, gracias sobre todo a factores reguladores como las hormonas sexuales y la vitamina D.
Existen tres tipos de osteoporosis:
La osteoporosis de tipo I o posmenopáusica se produce entre 5 y 20 años después de la menopausia. Una mujer puede perder hasta el 40% de su masa ósea a lo largo de su vida (frente al 15% de un hombre).
La osteoporosis de tipo II o senil se produce en ambos sexos a una edad más avanzada, generalmente después de los 70 años.
La osteoporosis de tipo III u osteoporosis secundaria, cuyas principales causas son la osteoporosis endocrina, la osteoporosis provocada por enfermedades metabólicas y digestivas, iatrogénicas (corticoides, alcohol, etc.), genéticas, inmovilización, anorexia nerviosa, etc.
¿Cuáles son los principales factores que contribuyen a la pérdida de masa ósea?
El envejecimiento general, la menopausia, la falta de ejercicio, las carencias de calcio, los tratamientos específicos y ciertas enfermedades pueden explicar la aparición de esta enfermedad.
La rápida caída de las hormonas (estrógenos) durante la menopausia aumenta la fragilidad ósea. Como consecuencia, la densidad ósea de las mujeres disminuye rápidamente (entre un 3% y un 5% al año) durante los 5 años siguientes al cese de la menstruación. El agotamiento hormonal también puede comenzar tras la extirpación de los ovarios o el útero.
Ciertas enfermedades, como los trastornos renales y los problemas de tiroides y paratiroides, debilitan la masa ósea tanto en hombres como en mujeres.
Determinados medicamentos tomados durante un periodo prolongado (varios meses), como la cortisona o los antiepilépticos.
Un largo periodo de inmovilidad (durante una hospitalización, por ejemplo) o la falta de actividad física también constituyen un riesgo importante.
El alcohol, el tabaco e incluso la cafeína figuran entre los factores que pueden agravar la osteoporosis, ya que reducen la densidad ósea y aumentan el riesgo de caídas.
¿Cómo se diagnostica la osteoporosis?
Cuando la destrucción supera a la construcción, el hueso va perdiendo progresivamente sus minerales (calcio, fósforo) y proteínas estructurales, perdiendo su densidad. Es lo que se conoce como osteoporosis. Este deterioro no es perceptible hasta que se produce una fractura como consecuencia de un traumatismo menor, que es la primera señal de que se ha diagnosticado osteoporosis.
La densitometría ósea (conocida como osteodensitometría o densitometría ósea) es una herramienta de cribado muy útil, que proporciona información sobre la cantidad de hueso y mide la densidad mineral ósea (DMO). Es el primer paso del tratamiento, pero no basta para definir el riesgo de fractura.
El umbral de fragilidad ósea no es fácil de determinar debido a los múltiples factores que intervienen (edad, estado hormonal, genética, etc.). Los médicos utilizan varias herramientas para analizar el riesgo de fractura. Una de ellas, FRAX®, tiene en cuenta no menos de 12 criterios antes de dar un resultado: DMO, edad, peso, consumo de tabaco y alcohol, tratamientos anteriores, antecedentes de fracturas en el paciente y sus padres, etc. Al final del análisis, FRAX® calcula la probabilidad de que se produzca una fractura osteoporótica grave en los próximos diez años. El resultado permite entonces al médico proponer un posible tratamiento.
No obstante, es importante recordar que la densitometría ósea es el método de referencia para obtener una medición precisa de la DMO. Se examinan dos partes del cuerpo: la columna vertebral y el cuello del fémur. El examen consiste en exponer el hueso a una cantidad muy pequeña de rayos X, durante menos de un cuarto de hora, lo que permite ver claramente la densidad ósea: cuanto más denso es el hueso, más rayos X absorbe.
En la práctica, según diversos estudios, la osteoporosis aumenta en un 6% el riesgo de fractura en caso de caída. Estas fracturas llamadas de fragilidad van acompañadas de un aumento de la mortalidad y de la dependencia, lo que justifica una prevención precoz y un tratamiento médico enérgico.
¿Cómo prevenir la osteoporosis?
Una alimentación sana, sobre todo rica en calcio y vitamina D, ayuda a prevenir la enfermedad. El calcio fortalece los huesos y la vitamina D ayuda a absorber el calcio. Las verduras de color verde oscuro, los productos lácteos, la soja, los dátiles, las sardinas y los frutos secos son muy ricos en calcio. En cuanto a la vitamina D, la encontrarás en los productos lácteos, las yemas de huevo, el hígado y los aceites de hígado de pescado. El sol también es útil. Durante el verano, una exposición al sol de 10 a 15 minutos diarios favorece la absorción de vitamina D.
La actividad física regular fortalece los huesos, y ejercicios como caminar a paso ligero o correr son especialmente eficaces para combatir la osteoporosis. Debido a la ingravidez, la natación no tiene el mismo efecto que los deportes que ejercen presión sobre los huesos.
Por último, si aún no lo ha hecho, adopte un estilo de vida saludable. Recuerde que el tabaco, el alcohol y la cafeína reducen la densidad ósea porque interfieren en la asimilación del calcio.
¿Qué tratamiento existe para la osteoporosis?
Para frenar la pérdida de masa ósea, los médicos pueden prescribir una dieta y/o suplementos ricos en calcio y vitamina D.
Los adultos necesitan consumir entre 1.000 y 1.500 mg de calcio y 400 UI de vitamina D al día, por lo que se recomiendan suplementos cuando la dieta no proporciona la ingesta necesaria. Cuidado, sin embargo, con el exceso de calcio, que puede provocar estreñimiento. En ese caso, considere la posibilidad de aumentar la ingesta de fibra para compensar.
El zumo de limón es un alimento interesante para la mineralización de los huesos. A pesar de su acidez, al ser metabolizado por el organismo se convierte en un alimento alcalino (es decir, no ácido). Además, es muy rico en vitamina C, que ayuda a los huesos a absorber el calcio.
En el caso de las mujeres posmenopáusicas, tengan o no osteoporosis, los médicos pueden sugerir una terapia hormonal de por vida, ya que las hormonas (especialmente los estrógenos) ayudan a reconstituir la masa perdida y evitan la pérdida de densidad.
En algunos casos, el médico también puede decidir recetar un fármaco específico contra la osteoporosis para aumentar o mantener la densidad ósea. En este caso, los bifosfonatos (también conocidos como bisfosfonatos) son los fármacos más utilizados para tratar la osteoporosis. Estas moléculas tienen un modo de acción muy sencillo: ralentizan la actividad de los osteoclastos (células responsables de la degradación ósea) y limitan así la pérdida de densidad ósea, reduciendo el riesgo de fracturas vertebrales y del cuello del fémur entre un 20 y un 50%. Indicado como tratamiento de primera línea, debe seguirse durante al menos 4 años para ser plenamente eficaz.
La osteoporosis es una enfermedad ósea que se desarrolla a largo plazo. El seguimiento médico corre a cargo del médico tratante, en colaboración con un reumatólogo. Para optimizar el seguimiento, es aconsejable informar de cualquier efecto indeseable y consultar a un médico si experimenta algún síntoma inusual. Y no olvide pedir consejo a su farmacéutico antes de tomar cualquier otro medicamento.
¿Cómo se vive con osteoporosis?
Una persona con osteoporosis puede seguir llevando una vida completamente normal adoptando nuevos hábitos en su rutina diaria. El primer paso es adoptar medidas dietéticas y de higiene adecuadas. Los médicos recomiendan una actividad física regular, como caminar, así como ejercicios de estiramiento y relajación para mejorar el equilibrio y reducir el riesgo de caídas, que pueden provocar fracturas.
En determinadas situaciones, es necesario adaptar el entorno cotidiano para evitar las caídas. Si padece osteoporosis, puede introducir algunos cambios en su hogar:
Evitar muebles voluminosos que obliguen a realizar movimientos abruptos.
Despejar pasillos y zonas de mucho tránsito.
Evitar sillas y sillones con ruedas.
Quitar las alfombras, sobre todo a los pies de la cama.
Instalar barras de sujeción en aseos y cuartos de baño.
Mantenga los objetos cotidianos al alcance de la mano.
Mantenga los cables eléctricos fuera de los pasillos.
Aumente el número de fuentes de luz y coloque una luz nocturna entre el dormitorio y el aseo.
Las caídas también pueden prevenirse mediante revisiones periódicas de la agudeza visual y comunicando al médico de cabecera cualquier mareo, problema de equilibrio o dificultad para desplazarse. Al caminar, es importante elegir zapatos cerrados que sujeten bien todo el pie, evitando la ropa demasiado larga o ancha, que puede aprisionar los pies. Durante el día, no es aconsejable tomar medicamentos que puedan inducir somnolencia.
En resumen, prevenir la osteoporosis consiste en mantener un estilo de vida que proteja los huesos y garantice que no se produzca una pérdida excesiva de capital óseo. Hay varias formas de conseguirlo, como ajustar la dieta, tomar alimentos ricos en calcio y vitamina D, corregir cualquier deficiencia y hacer ejercicio físico. El médico determinará el tratamiento más adecuado, teniendo en cuenta su edad, sexo, factores de riesgo, antecedentes de fracturas, resultados de la densitometría ósea y la existencia de otras enfermedades. Tratar la osteoporosis en una fase temprana puede ayudar a prevenir lesiones graves.