¿Un irriga-qué? ¡Un irrigador dental! Si no te suena es porque probablemente sólo lo has usado cuando tu odontólogo te ha hecho una limpieza bucal. Así que ya va siendo hora de que pongas fin a tus tragedias bucales. Descubre las maravillas de este instrumento de higiene bucodental que puedes comprar para tu uso particular en casa. A continuación te explicamos en qué consiste.
¿Qué es un irrigador dental?
Un irrigador dental es aquel instrumento que usa tu dentista para aplicar un chorro pulsátil de agua u otra solución a presión entre la encía y el cuello del diente para limpiarlos en profundidad. La irrigación bucal es una técnica de higiene bucodental que, combinada con el cepillado, permite conseguir mejores resultados de higiene. La clave está en que el chorro de agua puede llegar a esas zonas de la cavidad bucal donde el cepillo no es capaz de hacerlo, de modo que arrastra con más éxito la placa bacteriana (biofilm bucal) a la vez que estimula las encías. Estas zonas de difícil acceso pueden ser el borde de las encías, el área interdental o la misma superficie de los dientes. Así, aplicar una buena irrigación dental ayuda a combatir la aparición de caries, descalcificación de la superficie del esmalte, halitosis (mal aliento), gingivitis (sangrado e inflamación); permite la limpieza y cuidado de coronas, implantes dentales, aparatos de ortodoncia, puentes fijos o extraíbles, fundas, etc.
Además, no sólo permite obtener estos beneficios si no que proporciona una agradable sensación de limpieza y frescor.
¿Cómo utilizar el irrigador dental?
Primero de todo, no hay que utilizar el irrigador dental sin antes habernos cepillado bien los dientes y habernos pasado el hilo dental. Luego, tenemos que escoger la boquilla que mejor se adapte a nuestros dientes. Una vez hecho esto, ya podrás proceder introducir la boquilla en el irrigador, ponerlo en marcha y a aplicar el chorro de agua sobre todas las zonas a tratar. Preferiblemente, hay que utilizarlo una vez al día durante dos minutos. Si lo deseas, para obtener un resultado aún más refrescante, puedes utilizar el irrigador con enjuague bucal diluido en agua, así como también podrás regular la presión de expulsión del agua entre seis módulos.
¿Por qué deberías tenerlo en casa?
No, el chorro de la ducha no es lo mismo. Tampoco es suficiente ir al dentista una vez al año, pues tu boca quedará desatendida de esta técnica los otros 364 días.
Si te preocupa la salud de tu boca, la irrigación bucal es tu solución. Si llevas implantes dentales y/u ortodoncia, la irrigación bucal es tu deber. Si eres diabético/a, la irrigación bucal es definitivamente tu obligación (la diabetes se relaciona con la periodontitis y es imperativo llevar una buena higiene oral).
¿Que por qué deberías tenerlo en casa? Porque sencillamente la salud de tu boca empezará a mejorar en cuestión de muy poco tiempo.