Los rayos infrarrojos del tipo A (IR-A) son los menos conocidos por la población. Llegan a la hipodermis, la capa más profunda de la piel, agotando los mecanismos de defensa antioxidantes de las células y fomentando el envejecimiento prematuro de la piel. La radiación ultravioleta (UV) supone un 6,8% de la radiación total, la luz visible supone un 38,9%, y la radiación infrarroja (IR) supone el 54,3%.
Nuestro error es pensar que sólo debemos proteger nuestra piel en verano. Debemos aplicar una protección solar todos los días del año, y especialmente si vamos a la montaña, donde la nieve refleja los rayos solares hasta cinco veces más que la arena de la playa.
La radiación solar Infrarrojo-A en invierno
Cuando hablamos de protección solar tendemos a pensar en la piscina o en la playa, pero ¿qué ocurre cuando practicamos deportes de montaña? Precisamente, si hay un lugar en el que no nos podemos olvidar de protegernos del sol es en la montaña y particularmente en invierno cuando la nieve potencia el efecto de la radiación solar en la piel.
A medida que subimos de altitud los efectos de la radiación solar se multiplican considerablemente. De hecho, se estima que por cada 1.000 metros de desnivel la intensidad de los rayos solares aumenta en un 15%. Algo muy significativo que tenemos que tener en cuenta.
Efectos de la radiación solar Infrarrojo-A sobre nuestra piel
Recientes estudios científicos del Environmental Research Institute de la Universidad de Dusseldorf han demostrado que la radiación infrarrojo-A (IR-A) tiene efectos perjudiciales sobre la piel. Principalmente por su capacidad de penetrar hasta la capa más profunda de la piel, la hipodermis, alterando la función de las mitocondrias celulares, las responsables del abastecimiento energético de la célula. En la mitocondria, la radiación IR-A produce un estrés oxidativo que desencadena un aumento de los radicales libres, si los radicales libres se acumulan en la célula, los mecanismos de defensa antioxidantes se agotan.
Las consecuencias son muchas: por un lado los radicales libres aumentan la degradación de colágeno, y por otro impiden la síntesis de nuevo colágeno. Esto se traduce en una pérdida de la elasticidad de la piel y de la firmeza, efectos visibles en forma de arrugas profundas y flacidez, signos clásicos de pieles que han envejecido profundamente a causa del sol.
Por tanto, una de las principales causas de que nuestra piel aparezca más envejecida cuanto más nos exponemos al sol es el efecto de la radiación infrarrojo-A.
No podemos evitar que el IR-A provoque esa reacción de estrés oxidativo en la mitocondria celular, pero sí podemos neutralizar su efecto mediante el uso de un protector solar que incorpore en su fórmula antioxidantes eficaces frente al IR-A. El efecto es sencillo: los antioxidantes neutralizarán los efectos de los radicales libres, impidiendo que estos dañen el colágeno de la piel. Lo que es imprescindible es que estos antioxidantes penetren hasta las capas más profundas de la piel, ya que es allí donde el IR-A tiene su efecto. Por esa razón, solo los protectores solares que hayan demostrado que son capaces de penetrar hasta las capas más profundas de la piel y por tanto de llegar allí donde se producen los radicales libres, serán capaces de protegernos de forma efectiva frente la radiación infrarrojo-A.
¿Qué errores se cometen en la protección solar?
Un error muy común es el pensar que sólo hay que protegerse del sol en verano. Es muy importante aplicar una protección solar durante todos los días del año, y más si vamos a practicar algún deporte de montaña, asegurándonos que el fotoprotector que utilizamos ofrece una protección solar completa frente a la radiación ultravioleta A y B e infrarroja A.
Otro de los errores que se comenten es el no tener en cuenta como está formulado nuestro fotoprotector. Elegir fotoprotectores que estén formulados sin parabenos ni ningún otro conservante, sin colorantes y sin perfume, nos evitará sufrir cualquier tipo de reacción fototóxica y alergias en la piel.
Con la protección adecuada, podremos disfrutar de la montaña, sin riesgos de dañar nuestra piel y así mantenerla cuidada y bella en todo momento.