Más del 95% de la población es intolerante a algún alimento, aunque la mayoría no lo sabe. Sin embargo las intolerancias nos pueden causar lentamente problemas de diversa índole: problemas dermatológicos, de sobrepeso, problemas digestivos, articulares… o incluso cáncer, sin que nos demos cuenta de ello, ya que, a diferencia de las alergias, generalmente no provocan un efecto inmediato.
Os voy a contar mi caso particular con las intolerancias con los alimentos.
Yo siempre he tenido mucha celulitis. Incluso estando delgada, cuidando mi dieta y haciendo ejercicio regularmente. Hace unos años me hice un tratamiento de ultracavitacion, con el que conseguí deshacerme de ella COMPLETAMENTE (os lo conté en mi blog, en el post: ultracavitación)… Pero en menos de un año volví a tener muchísima.
La chica de la clínica en la que me había hecho el tratamiento alucinó bastante porque me dijo que no era normal ni que a mi edad tuviera la celulitis enquistada de esa manera, y mucho menos que hubiera vuelto a salirme tan rápido porque normalmente suele tardar varios años en volver a aparecer, y menos llevando un estilo de vida tan sano como llevo.
Las intolerancias a los alimentos no son alegías
- Entonces una amiga me habló de las intolerancias alimentarias:
- A lo mejor tienes alguna intolerancia alimentaria, y se te manifiesta en forma de celulitis.
- ¿Una intolerancia alimentaria? ¿Y eso qué es? Yo no me he notado nada.
- Es que las intolerancias no se notan como las alergias. Consisten en que tu cuerpo no procesa bien un alimento y no es capaz de eliminarlo del organismo correctamente, así que se queda en el aparato digestivo sin acabar de asimilarse, digestión tras digestión, por lo que acaba convirtiéndose en toxinas… Que cada organismo gestiona de una manera. Lo mismo te hacen engordar, o que te salgan granos, caspa, gases, tumores… o celulitis. Cada organismo hace con ellas una cosa diferente.
- ¿En serio?
- Sí. Yo tengo una prima que tenía fatal las rodillas porque se le hacían una especie de calcificaciones y no conseguía quitarlas con ningún tratamiento. Se hizo una prueba de intolerancia y le salió que era intolerante al tomate, que era su comida favorita y la comía a diario y en mucha cantidad. Dejó de comerlo, y se le quitaron las calcificaciones. Ahora ya no le duelen nunca las rodillas.
- ¡Estoy flipando!
- Y otra amiga mía tenia problemas gastrointestinales y úlceras continuamente. Cuando se hizo las pruebas, le salió que entre cosas era intolerante a la cebolla. Desde que no la come, no ha vuelto a tener problemas.
- ¿Y qué pruebas son esas?
- Pues hay unas que es un test basado en preguntas, pero ese no es tan fiable. Los que se hicieron mis amigas son unos en los que te sacan sangre y te miden los anticuerpos que generas para cada uno de los alimentos con los que la contrastan.
- ¿Y eso dónde se hace?
- En cualquier laboratorio de análisis.
Pregunté en varios y el precio era más o menos el mismo en todos: alrededor de 180€. Cuando te haces la prueba ya te advierten de que la mayoría de la gente tiene intolerancia a la leche de vaca, los huevos, la levadura, los frutos secos, el gluten, o a el trigo/ cereales (no es lo mismo ser intolerante al trigo que al gluten). Mis resultados revelaron que soy intolerante al trigo, al huevo, la leche de vaca, el trigo común, el ajo y el limón.
Normalmente te vuelves intolerante a los alimentos de los que abusas demasiado. Y efectivamente yo de pequeña comía muchísimos limones y siempre lo he aderezado todo con muchísimo ajo.
Para evitar que pase esto recomiendan hacer una dieta de rotación, que consiste en no repetir alimentos cada 4 días, que es el tiempo máximo estimado en el que un alimento permanece en el tracto gastrointestinal. O sea, que por ejemplo si hoy comes cerdo, mañana deberías comer pollo, pasado mañana vaca y el día siguiente cordero para intentar no repetir alimentos cada menos de 4 días.
¿Qué haces una vez que descubres que eres intolerante a algún alimento?
Conviene evitar los alimentos a los que eres intolerante durante un periodo de 4 a 6 meses. Transcurrido ese tiempo se podrán reintroducir en la dieta de forma paulatina, en pequeñas cantidades con una dieta de rotación. Cuando yo los dejé de comer, comprobé que se me deshinchó muchísimo el estómago. Antes siempre se me hinchaba después de comer, y es que claro ¿qué día de tu vida no comes pan, huevo, leche o ajo? Pues ya os digo yo que ninguno.
Ahora creo que las intolerancias me han cambiado. Por ejemplo el trigo lo tolero mucho mejor porque aunque lo coma ya no se me infla la barriga. Sin embargo con la cerveza sí. Y es que al cabo del tiempo las intolerancias pueden ir cambiando dependiendo de la saturación que tengamos en el organismo.
Por último os diré que la celulitis no se me ha quitado, pero por lo menos ya se me reproduce tan rápido ni se me enquista tanto como antes
😉
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