Cuenta la leyenda que Cleopatra utilizó aceite esencial de rosas para eclipsar a Marco Antonio con su belleza. Lejos de artimañas de conquista, la realidad es que el uso de los aceites esenciales se remonta miles de años atrás, por lo que están considerados una de las formas más antiguas de cosmética y medicina. Los aceites esenciales naturales son concentrados de materia prima vegetal, intensamente aromáticos, no grasos, volátiles y ligeros obtenidos directamente de plantas, raíces, flores, hojas, árboles… Es un compuesto químico natural que podemos utilizar como remedio casero en numerosas situaciones. Además, en la aromaterapia, los aceites esenciales son usados con fines terapéuticos.
Hay tantos tipos de aceites esenciales como plantas de las que se pueden extraer. El proceso de creación de un aceite esencial es físico (destilación o extracción), no químico, con lo que se logra mantener las propiedades específicas de la planta de la que se obtiene. Para la creación de cualquier aceite esencial se requieren grandes cantidades de su materia prima. Por ejemplo, un litro de aceite esencial de rosas necesita 4 toneladas de flores recogidas a mano. ¡4 toneladas!
¿Cómo se utilizan los aceites esenciales?
Al ser sustancias muy concentradas, los aceites esenciales siempre han de usarse diluidos en otros elementos como aceites vegetales, agua o arcillas. Existen tres vías diferentes por las que aprovechar los beneficios de los aceites esenciales para nuestro organismo:
Inhalación. Los aromas activan nuestro sistema límbico, el encargado de regular las emociones, la memoria, el hambre y los instintos sexuales. Puedes usar un difusor o añadir unas gotas de agua caliente al aceite para inhalar el vapor. Esta suele ser una de las formas más seguras de hacer uso de los aceites, así que prueba la aromaterapia.
En la piel. La mayor parte de los aceites esenciales no se pueden aplicar directamente sobre la piel, pero algunos, una vez diluidos en otros aceites o agua, ya no resultan perjudiciales al contacto directo con el cuerpo. Sólo los aceites esenciales de lavanda, manzanilla y árbol de té pueden aplicarse directamente sobre la piel. Los aceites esenciales hidratan y nutren en profundidad dejando un tacto aterciopelado sin sensación grasa en la piel. Si quieres regenerar la piel del rostro, puedes aplicar unas gotitas de aceite esencial en la frente, la barbilla, los pómulos y la nariz y extenderlas desde el interior hacia el exterior del rostro con movimientos descendentes. Para el resto del cuerpo, aplicando los aceites esenciales con masajes se estimula la microcirculación, favorece la desaparición de la celulitis, mejorar la elasticidad y la firmeza de la piel y elimina la sensación de piernas pesadas.
Ingeridos. Los aceites esenciales se pueden ingerir en forma de píldoras, aunque en este caso tiene que ser un especialista el que haga la prescripción y la posología.
Beneficios de los aceites esenciales:
Al portar cada aceite las propiedades específicas de su planta de origen, encontramos diferentes utilidades. La mayoría de los aceites, en mayor o menor medida, actúan como:
Antibióticos,
Antisépticos,
Regeneradores celulares,
Tonificantes…
Para tratar las pieles secas, irritadas, cansadas o congestionadas, te recomendamos el aceite esencial de lavanda, zanahoria o ciprés. Otros de los aceites esenciales más populares son el de orégano y el de enebro que actúa como anticelulítico y drenante para afinar la silueta.
Tu pelo también se beneficiará de los aceites esenciales: el de romero devuelve el resplandor a los cabellos débiles, el de eucalipto sanea el cuero cabelludo, el aceite de salvia estimula el crecimiento del pelo y el de menta aporta vigor al cabello. El aceite de pachuli reduce el acné y el de limón purifica las pieles grasas. Para relajar el cuerpo, la naranja y la mandarina. Para todo lo contrario, el jazmín, afrodisíaco.
Cuando descubras el mundo tan amplio alrededor de los aceites esenciales querrás hacer alquimia en casa. Con su uso, irás conociendo todas sus propiedades, formas de usarlos, precauciones a tener en cuenta… Te resultará muy divertido probar mezclas y crear tus propios remedios caseros. Descubre también los beneficios que tiene para los bebés y las embarazadas. Pero si aún no te atreves a sacar probetas y tubos de ensayo, esta idea también es muy atractiva. Atención: tómate un rato para ti, elige el aceite que quieras probar, llena la bañera de agua caliente, baja la luz, añade unas pequeñas gotas de aceite en el agua, aspira el aroma, siente cómo actúa sobre tu piel y ¡relájate!