La prilocaína se utiliza tradicionalmente gracias a sus propiedades antivíricas y bactericidas. Además proporciona anestesia de manera tópica y temporal, por lo que es especialmente interesante durante la inserción de agujas, como catéteres intravenosos, la toma de muestras de sangre o procedimientos quirúrgicos superficiales. Se puede utilizar tanto en adultos como en niños.