La chía es un alimento que contiene varios nutrientes de interés y resulta fácil de integrar en la dieta habitual.
Es una fuente vegetal de ácidos grasos omega 3 (ácido alfa-linolénico) y también destaca por su contenido en proteínas y fibra. Aporta vitaminas del grupo B, minerales (como el calcio, potasio, magnesio, hierro, cobre y zinc) y otras sustancias antioxidantes. Es, por tanto, una buena fuente de nutrientes y micronutrientes. No contiene gluten.
La fibra que aportan las semillas de chía se alojan en el intestino sin ser digeridas lo que permite que las bacterias buenas alojadas en el intestino se alimenten, ayudando a mejorar la salud intestinal.
Tiene un sabor muy neutro, así que no cambia el sabor de los alimentos a los que acompaña y permite incluirlo en platos tanto salados como dulces. Su textura al entrar en contacto con líquidos adquiere un aspecto gelatinoso y espesante que ayuda a saciar el estómago sin interferir en la digestión. Además, esta sustancia hidrata y lubrica el tracto intestinal, facilitando la expulsión de heces.
Conviene consumirlo según las recomendaciones del etiquetado y en cantidad que no resulte excesiva.