Las rutinas de limpieza facial se han convertido en todo un ritual de cuidado para la piel y de autocuidado personal y emocional. Pero no tienen que ser algo complicado, ni difícil: basta con elegir los productos que se adapten a nuestro tipo de piel, preferencia de textura (aceite, gel, leche), aclarado (con o sin agua) e incluso tiempo disponible para llevar a cabo la rutina.
Lo que nunca puede faltar es el paso de la limpieza. Tanto por la mañana (para retirar los restos del metabolismo nocturno de las células de la piel), ni por la noche (para eliminar impurezas, partículas de contaminación, filtros solares, maquillaje...). En este sentido, un limpiador con base en aceite es un buen aliado.
¿Solo para las pieles secas? No. Aunque las pieles secas se sentirán muy a gusto y confortables al utilizar un aceite limpiador, su uso también es 100% idóneo en pieles mixtas o grasas. ¿Por qué? Al tener una naturaleza lipófila, el aceite disuelve el exceso de sebo y contribuye a retirarlo. Además, es excelente como primer paso de la doble limpieza nocturna, en cualquier tipo de piel, dentro de una rutina algo más avanzada que no quiera perderse el placer de los 2 pasos de limpieza por la noche.
El limpiador en aceite de GH contiene preciados aceites vegetales como el de argán, almendras dulces, ricino y jojoba. Por cómo está formulado, emulsiona al entrar en contacto con el agua para facilitar el aclarado y aportar a la piel sensación de limpieza. Así, también es adecuado para pieles mixtas y grasas, las cuales encontrarán la máxima sensación de limpieza si utilizan a continuación un producto de limpieza que forme espuma (como segundo paso).
Una vez tenemos la piel limpia y preparada, ¡ya podemos aplicar nuestros básicos de cuidado para completar la rutina!