Intibiome Cuidado Diario 250ml
unidades limitadas
Ayuda a fortalecer las defensas íntimas naturales
500 ml
Cómpralo antes de 4 horas y 24 minutos y recíbelo mañana
Limpiador de la zona íntima femenina formulado a pH 3,5 con prebióticos cutáneos, extracto natural de tomillo y provitamina B5 que ayudan a fortalecer las defensas íntimas naturales. Se encuentra indicado para mujeres que mantienen un estilo de vida activo, su uso es ideal después de los entrenamientos, gimnasio, natación, entre otros.
Agua, glicerina, cocamidopropil betaína, oleato / cocoato de glicerilo PEG-18, cocoanfodiacetato de disodio, glucósido decilo, ácido láctico, diestearato de PEG-150, fenilpropanol, cloruro de sodio, perfume, pantenol, EDTA disódico, o-Cymen-5-Sodio Benzoato, decilenglicol, glucógeno, extracto de flor de caléndula officinalis, extracto de flor / hoja de Malva Sylvestris, extracto de flor / hoja de timo vulgar.
La sequedad vaginal es un problema benigno, pero molesto, que afecta a muchas personas. Puede aparecer a cualquier edad y originarse por diferentes causas: la disminución de estrógenos durante la menopausia, la etapa del postparto, la toma de ciertos medicamentos o tratamientos médicos, infecciones vaginales recurrentes, niveles muy altos de estrés…
Se debe a una disminución del flujo vaginal y suele haber un desequilibrio en la microbiota vaginal. Los síntomas que conlleva son sensación de tirantez, ardor, picores, o dolor, y suelen incrementarse durante las relaciones sexuales o al orinar.
Por un lado, es recomendable utilizar limpiadores con un pH compatible con el de la zona vulvar, para contribuir así a su equilibrio. Además, los hidratantes vulvares (externos) y vaginales (internos,) o vulvo-vaginales si sirven para ambas localizaciones, contribuyen a mantener la mucosa hidratada y confortable. Asimismo, el uso de lubricantes de base acuosa también puede facilitar las relaciones sexuales. Todos ellos son productos complementarios, cada uno tiene una función concreta. Siempre es aconsejable acompañar su uso con unos hábitos de higiene adecuados, una alimentación variada y que incluya grasas de calidad (aceite de oliva, frutos secos...), así como seguir las indicaciones de tu ginecólogo/a en cada situación concreta.
Si los síntomas no mejoran, consulta con tu ginecólogo/a.