La niacinamida es la forma activa de la vitamina B3 y es soluble en agua. Penetra en la piel a través del estrato córneo y tiene múltiples funciones: ayuda a mantener la función barrera, evita la deshidratación cutánea, promueve la síntesis de colágeno y elastina contrarrestando la formación de arrugas y fomentando la elasticidad de la piel.
Es antioxidante y antiinflamatoria, un escudo protector contra los radicales libres que tanto dañan la piel, ya sea por la radiación solar o la polución en ambientes urbanos. Además, tiene efecto seborregulador (muy interesante en pieles con tendencia acneica) y despigmentante (de utilidad en pieles con hiperpigmentaciones). Incluso las pieles con rosácea se pueden beneficiar, siempre que el producto esté correctamente formulado y sea apto para pieles sensibles. También podemos encontrarla en productos capilares.
A la hora de escoger el cosmético más adecuado, debemos valorar la concentración de niacinamida y el resto de ingredientes que completa la formulación. El efecto global depende del producto acabado, en su conjunto.