La vitamina D es una vitamina soluble en grasa que puede ser ingerida con los alimentos o fabricarse por el cuerpo como resultado de la incidencia de la luz solar sobre la piel. Para las personas con poca exposición a la luz solar con frecuencia es interesante suplementar la dieta con un aporte extra de vitamina D. En el ritmo de vida actual, la exposición a la luz solar es mínima. Este nutriente es importante para la absorción y utilización normal del calcio y el fósforo. También contribuye al mantenimiento de los niveles normales de calcio en sangre, es por ello que es particularmente importante durante los meses de invierno y sobre todo en las personas mayores, ya que la capacidad del cuerpo para producir vitamina D disminuye con la edad.
Contribuye a reducir el riesgo de caídas relacionadas con la inestabilidad postural y debilidad muscular. Las caídas son un factor de riesgo de fracturas óseas en hombres y mujeres a partir de 60 años. Este beneficio se consigue con una dosis diaria de 20 µg. Es esencial para unos huesos y dientes saludables, y también es importante para un sistema inmune en buen estado y el funcionamiento normal de los músculos. Además contribuye al proceso de división celular. Esto no es sorprendente cuando se considera el hecho de que está implicada en la expresión de más de 1000 genes.