Después de un parto ya sea vaginal o por cesárea se producen unas secreciones llamadas loquios (una mezcla de fluidos vaginales compuestos por sangre y tejido placentario que se segregan durante la cuarentena, es decir, un periodo entre 4 y 6 semanas). En caso de que los loquios desprendan mal olor, haya fiebre o dolor, es importante acudir al ginecólogo/a.
Estas secreciones varían con los días. Por tanto, las compresas postparto o también deben adaptarse a las necesidades de cada momento. Durante los primeros días tras el parto las pérdidas son más abundantes y se recomiendan compresas que cubran una zona más amplia y con mayor capacidad de absorción. Deben cambiarse las veces que sea necesario. Después se puede ir amoldando el tamaño de la compresa según los cambios en las secreciones.
El aspecto más importante es el material de la compresa tocológica: durante los primeros días, es muy recomendable que sea 100% algodón puro (especialmente la zona en contacto con la piel). Así, se garantiza un mejor proceso de cicatriazación de la zona vulvar y una menor irritación (sobre todo en el caso de que haya puntos). Es el material más hipoalergénico y suave. Posteriormente, se pueden utilizar compresas que combinen otros materiales, como la celulosa, o con alas para una mejor sujeción, etc. Serán de elección las que resulten más cómodas en cada momento.