La cúrcuma es una raíz usada en polvo que pertenece a la familia del jengibre. Conocida como colorante o condimento alimentario por su color amarillo intenso, es mucho más que eso. Destaca por su contenido en una sustancia llamada curcumina, que tiene propiedades antiinflamatorias y acción sobre la vesícula biliar. Tradicionalmente, se usa para estimular la secreción de la bilis, como depurativo hepático y en algunas molestias estomacales. También ha demostrado acción inmunomoduladora (de soporte al sistema inmune).
En cuanto a su consumo, es importante hacerlo en cantidades bien establecidas y probadas como seguras si queremos que tenga un efecto beneficioso en nuestro organismo. Se puede tomar mediante infusión, en cápsulas o polvo, en forma de complemento alimenticio. El extracto de cúrcuma presente en algunos productos cosméticos (gel o crema) sirve para aliviar el malestar de la musculatura y las articulaciones, gracias a sus propiedades antiinflamatorias.
Recuerda que debes tomar el complemento alimenticio según la dosis pautada por tu profesional sanitario/o y/o recomendación del fabricante, en el contexto de una dieta equilibrada. Si tienes una enfermedad digestiva como úlcera gástrica, problema hepático y/o enfermedad crónica de otra índole, deberás consultar antes con un/a profesional.