Desde el inicio de la pandemia por COVID-19 en 2020, ha cambiado mucho la forma en la que nos relacionamos con los demás, ya sea en el trabajo, comidas, fiestas, eventos u otro tipo de encuentros. La emergencia sanitaria ha condicionado nuestras relaciones sociales hasta tal punto que a veces han sido realmente mínimas. Ahora, se han relajado las medidas y las personas empezamos a notar las consecuencias de no haber podido socializar con normalidad. En cualquier caso, si somos conscientes de ello, podremos ponerle solución. Aprende más sobre cómo recuperar las relaciones sociales deterioradas por la pandemia.
¿Qué ha cambiado en nuestra socialización?
No hay duda de que el confinamiento fue un tiempo crítico para la mayoría de nosotros. El distanciamiento de familiares y amigos mientras un nuevo virus hacía estragos fue complicado e inquietante. A nivel psicológico, la sociedad lo ha notado y se han detectado más trastornos de ansiedad, depresión o TOCs, en comparación con otros periodos. Los problemas de salud física debidos al COVID (fiebre, tos, pérdida de gusto, etc.) han dado lugar a los de salud mental, según expertos psicólogos. Y no se trata solamente un aumento puntual de patologías, sino que también disminuirá nuestra capacidad de mantener un contacto social con los demás sin que nos resulte forzado, tosco, sin provecho o aburrido.
Es cierto que las restricciones más importantes han cesado. Ahora podemos abrazar a los nuestros o salir por la noche. Los jóvenes lo están notando especialmente. Pero también sucede que se dan más casos de ansiedad social: personas que no se sienten preparadas para volver a comunicarse con los demás como solían hacer antes. Hay quien no quiere conocer a gente nueva, contactar con desconocidos o conversar con un cierto grado de intimidad. Les resulta muy extraño e incómodo volver a entrar al mundo social, por más natural que fuera antes. Incluso el simple contacto visual podría ser más difícil de llevar a cabo.
Por otro lado, las relaciones de amistad se han visto deterioradas. A muchas personas les resulta incómodo retomar sus amistades, pero el objetivo es pasar de la incomodidad inicial al ambiente familiar al que estaban acostumbrados. La vida social debe ser retomada poco a poco, ya que es posible que las interacciones sociales agoten mentalmente más que antes, por la falta de práctica. Por este motivo, hay que ser pacientes: el efecto emocional de la pandemia es muy real. Es importante dar el paso del “trauma” y la dificultad por quedar a la valentía de volver a socializar con los demás.
¿Cómo afecta el distanciamiento a los niños y adolescentes?
El desarrollo social cognitivo es fundamental en los más pequeños, sobre todo de 1 a 5 años, cuando el juego con los demás es crucial. El hecho de que las interacciones hayan sido reducidas o retrasadas tiene un efecto relevante en este aspecto del desarrollo. Esta situación puede llevar a que empaticen, controlen sus emociones, lenguaje y comunicación social en menor medida que si hubieran podido practicar sus habilidades sociales.
Entonces, ¿qué pasa con la salud mental de los niños, después de haber seguido todas las medidas para el cuidado físico? Pues que ha sufrido. La incertidumbre ha afectado sus rutinas: menos tiempo con compañeros, menos deporte, menos ocio fuera de casa… y más horas de pantalla.
Las consecuencias en su comportamiento han sido aislarse en su habitación, engancharse a los dispositivos electrónicos, insomnio o experimentar nervios, agresividad y tristeza, entre otros. Los niños y adolescentes necesitan el contacto físico, cara a cara, para contrarrestar los momentos en los que no lo tienen.
Además, han mantenido menos conversaciones entre iguales, hecho que ha provocado un deterioro de sus habilidades sociales. Incluso sienten vergüenza al quitarse la mascarilla en público.
Por eso es fundamental que los niños y adolescentes se relacionen de manera satisfactoria, para que luego se sientan más valorados, respetados y animados. Cualquier momento es bueno para ir entrenando: al ir a hacer la compra, en clase con los compañeros, etc. Ellos observarán lo que hacen los adultos y lo reproducirán después.
También se recomienda practicar la asertividad con ellos, que puedan conversar y decir cómo les ha ido el día sin sentirse o hacer sentir mal; y que vuelvan a jugar. Es crucial que el niño o adolescente se sienta acompañado y pueda desarrollar sus habilidades siempre que sea posible.
3 consejos para recuperar las habilidades sociales perdidas
Es primordial que tengamos bienestar emocional, y ello conlleva relacionarnos con los demás.
Para disfrutar de relaciones sociales sanas, desde PromoFarma te proponemos:
Escucha antes de hablar. Intenta no pensar demasiado en la respuesta o el comentario correcto. Sigue el hilo conversacional, preguntando sobre lo que acabas de oír, y busca crear un clima cómodo con tu interlocutor. Mantén el contacto visual. Evita emitir opiniones, interrumpir o cambiar de tema. No discutas, como quizá sería habitual en las redes sociales. Respeta las respuestas que te den, sé tolerante.
Busca interacciones sociales consensuadas con todos los participantes. ¿Prefiere/n pasar el día fuera o tomar un simple café? Adáptate y haz que la comunicación fluya.
Afronta los momentos incómodos. Si has interactuado y no ha tenido el efecto que esperabas, no te des por vencido/a. Si has interrumpido, has perdido el contacto visual, has intentado abrazar a alguien o te has quedado sin palabras, es normal. Intenta interesarte por la vida de tu interlocutor y escucha activamente. Eso ayudará a tener una conversación fluida.
Sin duda estamos viviendo tiempos complejos y desconocidos hasta ahora. Nos hemos tenido que adaptar a cambios en nuestra socialización que han podido afectar nuestra salud psicológica. Por ello, hay que hacer un esfuerzo intentando recuperar el contacto social. De todas formas, si te sientes muy estresado/a y ves que tu estado de ánimo empeora durante mucho tiempo, te recomendamos que consultes con un médico especialista.