
El cambio de hora en primavera llega acompañado, como siempre, del aumento de luz natural y temperaturas más altas. Un cóctel que puede alterar nuestro ritmo interno más de lo que parece. El cuerpo necesita un pequeño reajuste y, si no lo cuidamos, pueden aparecer molestias como insomnio, cansancio o incluso el bajón típico de la astenia primaveral.
A nivel más general, a través del estilo de vida que adoptamos con cada una de nuestras rutinas, hay una serie de aspectos que deberemos tener en cuenta en esta época delicada y de cambios ambientales.
Nuestra Farmacéutica de PromoFarma by DocMorris, Mar Santamaria, ha compartido con nosotros algunas claves y hábitos para ayudarnos a sobrellevar esta transición sin que nuestro bienestar se resienta y nosotros queremos compartirlas contigo. ¡Porque compartir secretos de bienestar es de personas guapas y saludables!
Recomendaciones para un mejor descanso y el mantenimiento del bienestar

En primer lugar, será importante cuidar las pautas de higiene del sueño, siendo conscientes de que estas favorecen a un descanso más reparador por la noche.
Hay que procurar mantener un ambiente confortable y tranquilo para descansar bien: utilizar ropa de cama adecuada para favorecer el confort térmico; ventilar correctamente la habitación e intentar que sea un espacio libre de ruidos o estímulos luminosos que puedan interferir con la correcta conciliación y mantenimiento del sueño.
Evitar la ingesta de sustancias excitantes como las que contiene el café, chocolate negro o té a partir de las 17h. Y lo mismo con la toma de alcohol por la tarde noche: el alcohol produce una sensación de sedación, pero empeora mucho la calidad del sueño.
Tomar una cena ligera, temprano, y a base de alimentos densos en nutrientes y saludables. No incluir ni ultraprocesados, ni exceso de grasas difíciles de digerir, ni azúcares simples, entre otros.
Evitar la ingesta excesiva de agua antes de ir a dormir, para no levantarnos frecuentemente por la noche para ir al baño.
Practicar deporte de muy alta intensidad a partir de las 19h-20h NO es una buena idea. Puede producir una hiperestimulación física y mental que dificulte conciliar el sueño. Es mejor realizar este tipo de actividad por la mañana o en horas centrales del día.
El uso de pantallas luminosas durante las horas antes de acostarse, sobre todo móvil, tableta y ordenadores, reduce la producción fisiológica de melatonina endógena, al igual que la iluminación muy intensa en las estancias. En cambio, los ejercicios de mindfulness o una lectura relajante durante la hora previa a acostarse pueden contribuir a la relajación y a “bajar revoluciones”.
Podemos apoyarnos con una tanda de suplementación específica para la conciliación de un sueño más reparador (como el uso de melatonina o extractos vegetales relajantes que favorezcan la conciliación del sueño), pero siempre contando con asesoramiento profesional.
Consejos expertos para un estilo de vida saludable en época de transición
Algunos días antes, podemos ir adelantando (un poco y de manera progresiva) las horas de las comidas y de acostarse. A partir de la fecha de cambio de hora, ya mantendremos unos horarios regulares para favorecer una mejor adaptación a la nueva rutina.
Es muy aconsejable exponerse a la luz natural un ratito cada mañana, para mantener un buen equilibrio hormonal y de síntesis de vitamina D.
Con múltiples beneficios para la salud, es imprescindible mantener la práctica regular de actividad física y evitar a toda costa el sedentarismo.
En cuestión de alimentación, no hace falta complicarse demasiado la vida: pero sí es una buena recomendación priorizar las pautas típicas de la Dieta Mediterránea en su versión tradicional. Es la que ha demostrado múltiples y mayores beneficios para el mantenimiento de la salud, con las adaptaciones que cada persona necesite.
Con todo esto, en el caso de notar un empeoramiento de cualquier enfermedad crónica (especialmente trastorno mental, enfermedad neurológica o endocrina) siempre es buena idea consultarlo con un profesional de la salud.
Con todo esto, en el caso de notar un empeoramiento de cualquier enfermedad crónica (especialmente trastorno mental, enfermedad neurológica o endocrina) siempre es buena idea consultarlo con un profesional de la salud.