El sol, la nutrición, el estrés, la falta de sueño o la contaminación, además del paso del tiempo, definen el envejecimiento cutáneo. La disminución de la producción natural de colágeno, elastina o de ácido hialurónico hacen que la piel pierda progresivamente la elasticidad, la luminosidad y vaya cambiando conforme avanza nuestra vida.
Cuidar la piel y prevenir o ralentizar el envejecimiento cutáneo pasa por seguir una rutina adaptada a nuestro tipo de piel, nuestras necesidades y nuestros gustos.
Pero también por tener hábitos saludables que prolonguen la salud de nuestra piel y prevengan el envejecimiento como una alimentación equilibrada y variada y dormir las horas necesarias para tener una piel descansada.
Y por lo que toda rutina antiaging debe pasar que es la protección solar diaria y evitar la exposición prolongada.