Sí, sabemos que esta frase la has escuchado muchas veces los últimos años, pero es momento de entender qué es meditar y qué aporta a nuestra mente y nuestro cuerpo.
La meditación de atención plena, una antigua práctica espiritual, es cada vez más conocida por sus beneficios físicos y mentales. Al centrarse en la respiración, las sensaciones corporales y los pensamientos emergentes, la meditación ha demostrado ser especialmente eficaz para controlar el estrés, ¡pero no es la única forma! Averigüemos más sobre sus beneficios.
¿Qué es la meditación de atención plena?
La meditación de atención plena nos permite estabilizar nuestros pensamientos, prestando atención intencionada y sin prejuicios al momento presente y a todo lo que nos rodea.
El objetivo de la meditación de atención plena es alcanzar un nivel de soltura en el que aceptemos ver cómo se desarrollan nuestras emociones sin ningún control sobre ellas, haciendo el esfuerzo de volver al presente, a nuestra postura, respiración y cuerpo.
¿Cuáles son los beneficios para el cuerpo y la mente?
La práctica regular de la meditación tiene muchos beneficios para el bienestar físico y mental, entre ellos:
Mejora de la memoria.
Reducción de la fatiga mental.
Reducción del estrés y la ansiedad.
Mejora de la concentración.
Mejor gestión de las emociones.
Reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares e inflamatorias.
Efecto positivo en ciertas formas de demencia o enfermedades mentales, como la enfermedad de Alzheimer.
Mejora la calidad del sueño, con menos problemas para conciliar el sueño.
¿Cómo se practica la meditación de atención plena?
La meditación puede practicarse de varias maneras: de pie, sentado, tumbado, caminando, con los ojos abiertos o cerrados, etc.
Puedes probarla durante un taller, retiro, curso o grupo de meditación dedicado para familiarizarte con la práctica, o por tu cuenta a través de una aplicación en forma de meditación guiada.
Busca la relajación y el bienestar mientras intentas cultivar una presencia consciente. La mejor manera de hacerlo es prestando atención a la postura, y sobre todo, a la respiración.
¿Cuándo hay que meditar?
La meditación debe practicarse en el momento que te parezca más apropiado y cuando sientas la necesidad de hacerlo. Puede ser por la mañana, al levantarse, o por la noche, antes de acostarse.
También puedes hacer una pausa para meditar después de comer o interrumpir el día con sesiones breves de unos minutos, por ejemplo, mientras viajas.
Con la práctica regular, te sentirás más cómodo y te resultará más fácil. Hacer de la meditación una cita diaria para una vida más tranquila. Además, no dudes en combinarla con una actividad física de nuestra selección de deportes antiestrés.
*Artículo traducido y adaptado por Seila Cuartero Pérez, redactado originalmente por Léa Fillion.