La música nos acompaña desde que nacemos con las canciones que nos cantan para relajarnos. Desde la prehistoria se ha experimentado con los objetos y la voz para crear sonido y con él, no sólo se obtiene entretenimiento, sino también multitud de beneficios para la salud.
Cómo afecta la música a nuestro organismo
Alivia el dolor. La música actúa como analgésico en gran variedad de enfermedades como la artrosis o la depresión. También es frecuente usarla en los hospitales (terapia musical) como complemento a la anestesia o de ayuda al postoperatorio. Por una parte, la música sirve como distractor y fomenta la sensación de control a su vez que libera endorfinas para contrastar el dolor.
Estimula el cerebro. Cuando escuchas músicas, se estimulan las onda cerebrales lo que permite una mayor concentración y mejor recepción de información. Asimismo, se libera dopamina en el cerebro que potencia el aprendizaje y la memoria.
Ayuda a practicar deporte. Escuchar música motivacional cuando estás realizando ejercicio físico hace que el entrenamiento sea más duro (te implicas más) y, además, se consume oxígeno de manera más eficiente. También sucede que nuestra atención se desvía y al sensación de cansancio, fatiga o aburrimiento disminuye.
Reduce la presión arterial. 30 minutos al día de música educe la presión arterial, mejora la circulación sanguínea y, como consecuencia también nuestra salud cardíaca.
Potencia el descanso. Escuchar música relajante te ayudará a conseguir un sueño reparador gracias a las propiedades relajantes y antiestrés de la música.
Mejora la coordinación. Una dosis musical reduce la tensión muscular y mejora la coordinación y los movimientos del cuerpo.
Combate el dolor de cabeza. Algunas canciones pueden provocar el aumento de varios neurotransmisores en el cerebro como la ya mencionada dopamina que disminuye el dolor y la intensidad de la cefalea.
Fortalece el sistema inmune. La música puede crear una experiencia emocional positiva y profunda que lleva a la secreción de hormonas de estimulación inmunológica, reduciendo así los niveles de cortisol y de los factores responsables de contraer enfermedades.
Acelera la recuperación después de un accidente cardiovascular. Píldoras diarias de melodías pop, clásicas o jazz puede acelerar la recuperación de las hemorragias o parálisis debilitantes. Al escuchar música durante un par de horas cada día, la memoria verbal y la capacidad de atención mejoran significativamente.
Favorece la disciplina. Aprender a tocar un instrumento significa dedicar gran parte del tiempo a practicar y perfeccionar, a establecer rutinas y a seguir intentándolo una y otra vez.