Flora intestinal desequilibrada, hinchazón, estreñimiento... ¿Podrían ser los probióticos una solución? ¡Es momento de saber para qué se utilizan y cómo elegirlos correctamente!
El término "probiótico" viene de dos palabras griegas: "pro" que significa "a favor" y "biotikos" que significa "vida". La Organización Mundial de la Salud (OMS) los definió en 2001 como "microorganismos vivos que, ingeridos en cantidades suficientes, aportan efectos beneficiosos para la salud más allá de los efectos nutricionales tradicionales". Esta definición nos ayuda a comprender mejor la importancia de los probióticos.
Se les considera como los encargados de mantener el equilibrio de nuestra flora intestinal, y ayudan, por tanto, a aliviar los trastornos intestinales (hinchazón, estreñimiento, etc.) y preservar nuestra microbiota. Pero, ¿cómo sabemos si realmente los necesitamos? ¿Cómo elegir al probiótico de nuestros sueños?
¿Cuál es el papel de los probióticos?
La función de los probióticos es restaurar la microbiota intestinal. La microbiota, también conocida como flora intestinal, representa todos los microorganismos que viven en el intestino (intestino delgado y colon). En concreto, los probióticos refuerzan temporalmente la flora intestinal para restablecer el equilibrio entre las bacterias buenas y las malas en una situación de desajuste. De hecho, la presencia de bacterias en nuestro tracto digestivo no es insignificante, ya que participan en muchas funciones, entre ellas:
La digestión.
La síntesis de las vitaminas B y K.
La producción de ácidos grasos de cadena corta, necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Fortalecimiento del sistema inmunológico.
La creación de un efecto barrera al oponerse a la colonización de las bacterias malas.
Numerosos estudios han demostrado que la calidad de la microbiota intestinal está estrechamente vinculada a determinadas patologías, especialmente en lo que respecta a los trastornos digestivos (hinchazón, estreñimiento, diarrea, etc.), las enfermedades inflamatorias intestinales, la diabetes, la obesidad y determinados cánceres.
¿Cuáles son los beneficios para la salud de los probióticos?
El interés de los probióticos está ahora ampliamente aceptado en la comunidad científica y médica, ya que se han demostrado sus acciones beneficiosas para la salud, especialmente en:
Prevención de la diarrea causada por la ingesta de antibióticos.
Mejora del síndrome del intestino irritable.
Trata el estreñimiento y mejora del tránsito.
Alivio de los síntomas de la intolerancia a la lactosa.
Tratamiento de alergias.
Contrarresta los efectos de la bacteria Helicobacter Pylori que causa la inflamación del estómago.
Hay muchas bacterias diferentes, pero solo algunas se califican como probióticos. Las que lo son, son esencialmente bacterias lácticas, es decir, bacterias que fermentan los azúcares en ácido láctico. Pertenecen a 4 géneros diferentes (lactobacilos, bifidobacterias, estreptococos y lactococos) e incluyen miles de especies y cepas diferentes.
¿En qué situaciones es aconsejable tomar probióticos?
Para aliviar y prevenir la diarrea, ya sea infecciosa o relacionada con un tratamiento antibiótico. De hecho, este último suele crear un fuerte desequilibrio en la flora intestinal al eliminar todas las bacterias presentes. Por ello, es aconsejable tomar probióticos como Saccharomyces boulardii y Lactobacillus rhamnosus GG.
Para facilitar la digestión de la lactosa en personas especialmente sensibles a la misma.
Para aliviar los síntomas del síndrome del intestino irritable.
Para facilitar la absorción del calcio, el hierro y el fósforo en el tracto digestivo.
Para mejorar la inmunidad del intestino.
¿Dónde encontrar probióticos en los alimentos?
Los probióticos están presentes de forma natural en los yogures, la leche fermentada, los quesos, la levadura de cerveza, etc. En general, los probióticos se encuentran en todos los alimentos fermentados, como el miso, el kéfir, ¡pero también en el chucrut!
En el caso de los yogures, el producto final debe contener al menos diez millones de probióticos vivos por gramo, es decir, unos mil millones por tarro. Desde hace algunos años se comercializan yogures que contienen bifidobacterias, capaces de colonizar temporalmente el intestino.
¿En qué se diferencian los probióticos de los prebióticos?
Los prebióticos son los alimentos de los que se alimentan estas bacterias "buenas" (probióticos) presentes en nuestro tracto digestivo. Por lo tanto, un curso de probióticos seguido de prebióticos proporciona una buena fuente de nutrición.
¿Cómo elegir el probiótico más adecuado a sus necesidades?
Los profesionales de la salud (médicos, farmacéuticos, etc.) actualizan regularmente sus conocimientos sobre el uso de los probióticos. Lo que les permite ayudar a elegir el probiótico que mejor se adapte a sus necesidades. Sin embargo, hay criterios esenciales que hay que tener en cuenta para garantizar la calidad de un probiótico.
¿Cuáles son los criterios esenciales para garantizar la calidad de un probiótico?
Cepa(s) identificada(s). Es esencial elegir un probiótico cuya cepa o cepas hayan sido estudiadas y cuyos efectos hayan sido demostrados.
Gastro-resistencia probada. La ingesta de un probiótico implica que tenga que pasar por ambientes extremos y resistir la acidez del estómago, las enzimas digestivas, las sales biliares, etc. Las bacterias deben ser capaces de soportar estas condiciones extremas y llegar vivas al intestino delgado y al colon, para poder aportar sus efectos beneficiosos.
Trazabilidad. Debemos elegir probióticos fabricados por empresas que cumplan con las buenas prácticas de fabricación de la industria farmacéutica y que tengan una larga experiencia en la manipulación de este material vivo.
Estabilidad de las cepas. Este parámetro garantiza la viabilidad del probiótico en el ambiente (temperatura/humedad) a lo largo del tiempo, en condiciones normales de almacenamiento. Esta estabilidad se basa en las características de la cepa, la elección de los ingredientes utilizados en la composición del probiótico y un envase que lo proteja del aire y la humedad.
¿Cuándo tomar una cura de probióticos?
Los probióticos en forma de complementos alimenticios pueden tomarse de 10 días a un mes y puede repetirse el proceso varias veces al año según sea necesario. Así, una cura probiótica puede ayudar a reforzar la inmunidad, prevenir la diarrea ligada a la terapia con antibióticos, aliviar los trastornos gastrointestinales, etc.
Al principio de la cura, los probióticos pueden hacer que algunas personas experimenten molestias intestinales como hinchazón y gases. En este caso, es aconsejable comenzar con pequeñas dosis y luego aumentarlas gradualmente.
Por último, a falta de estudios específicos, los suplementos ricos en probióticos no deben ser tomados por mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ni tampoco deben administrarse a bebés prematuros o a personas que sufran una inmunodeficiencia. De hecho, los probióticos pueden ser responsables de infecciones en personas muy inmunodeprimidas.
Si tiene alguna duda o pregunta, no dude en pedir consejo a su farmacéutico, que ayudará a elegir el probiótico más adecuado a sus necesidades y a su organismo... y no dude en seguir nuestras recomendaciones adicionales para aliviar sus problemas digestivos.
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