Conciliar el sueño no siempre es fácil, especialmente cuando las temperaturas exteriores suben. ¿Quieres saber cómo dormir bien en verano cuando hace calor? ¡Te damos algunos consejos!
¡Consejos y trucos para dormir fresco!
Elige bien las sábanas: Evita las sábanas de raso, seda o poliéster y guárdalas para las frías noches de invierno. Las sábanas de colores claros hechas de algodón son excelentes para la ventilación y circulación del aire en el dormitorio. De hecho, las sábanas de algodón se adhieren menos a la piel que las de poliéster y esto crea burbujas de aire que permiten una mejor ventilación alrededor del cuerpo. El pijama debe ser lo más ligero posible y, a ser posible, también de algodón.
Aplica frío: para refrescarte rápidamente, aplica frío en los puntos de pulso, es decir, en las muñecas, el cuello, las ingles, los tobillos y detrás de las rodillas. Asimismo, los dedos de los pies son muy sensibles a la temperatura, por lo que se puede remojar los pies en agua fría o usar compresas frías para un efecto refrescante. También puede ser útil el uso de un gel de efecto frío.
Dúchate con agua fría: una ducha fría antes de dormir contribuye a reducir la temperatura corporal, perfecto para irse a la cama limpio y fresco.
Complementos alimenticios para descansar mejor
Existen complementos alimenticios naturales que pueden ayudarte a volver a conciliar el sueño, permitiéndote seguir siendo eficiente durante los períodos de trabajo, incluso en condiciones de calor extremo, y que te pueden ayudar a evitar el insomnio en verano. Algunos ejemplos son:
Para mantener un sueño de calidad incluso en verano, recuerda evitar el consumo de alcohol antes de dormir, y olvídate de videojuegos, pantallas, películas de acción o incluso hacer deporte tarde, ya que son actividades ultra estimulantes que retrasan la conciliación del sueño.
Hidratación para poder dormir
Nunca nos cansamos de repetirlo: un litro y medio de agua al día es el mínimo para mantener el cuerpo hidratado. Esto es especialmente importante cuando hace calor, porque beber ayuda a mantener el cuerpo fresco y a una temperatura adecuada. De hecho, debido al calor extremo, el cuerpo suda más de lo habitual para mantener su temperatura natural.
Así que, si quieres un consejo: no dudes en hidratarte incluso en mitad de la noche para regular tu temperatura en caso de calor extremo. El cuerpo aprovechará la oportunidad para refrescarse y el sueño volverá más rápidamente. ¡Eso sí! Cuando hablamos de saciar nuestra sed, debemos optar por agua y no por refrescos azucarados y carbonatados. También conviene evitar bebidas tónicas después de las 16 horas, como el café o el té.
Optimiza el ambiente
No se trata de migrar al Polo Norte durante el verano, sino simplemente de encontrar aire fresco. Para ello, existen varias soluciones posibles:
Aire acondicionado: Es la solución principal, pero ten cuidado porque la alternancia de frío y calor es perjudicial para el sueño, y es recomendable ajustar la temperatura del aire acondicionado a 4 o 5 grados menos que la temperatura exterior, como máximo.
Ventilador: Al dirigir las aspas de un ventilador portátil hacia las ventanas, este empuja el aire caliente hacia el exterior, ¡y es tremendamente efectivo! En el caso de un ventilador de techo, ajustar la configuración de las aspas para que giren en sentido contrario a las agujas del reloj permite que el aire caliente suba hacia arriba en lugar de hacerlo girar por la habitación.
Corriente natural: Consiste simplemente en abrir las ventanas, siempre que el sonido exterior, o los desagradables mosquitos, no perturbe el descanso.
Come más ligero por la noche
Esto es especialmente útil cuando hace calor, ¡pero aplica para todas las noches del año!
Las digestiones pesadas interrumpen el sueño. Elige platos frescos o a temperatura ambiente (esto también evitará generar calor adicional en la casa) y porciones pequeñas, ya que el cuerpo produce mucho más calor después de devorar un filete enorme que tras un plato de verduras o frutas.
Artículo traducido por Celia Núñez, redactado originalmente en francés por Sandrine Nail-Billaud.