¿Sabías que aproximadamente el 15% de la población española sufre cólicos nefríticos, especialmente entre los 30 y los 50 años? Un cólico nefrítico pone de manifiesto la presencia de cálculos en los riñones y/o en las vías urinarias, y supone una emergencia médica que debe tratarse rápidamente. En este post te contamos más sobre en qué consisten y cómo aliviarlos.
¿Qué es el cólico nefrítico?
El cólico nefrítico o cólico renal es un dolor particularmente intenso, que puede durar desde varios minutos hasta algunas horas. Se sitúa a nivel lumbar en la zona derecha o izquierda (donde se encuentran los riñones) y puede irradiarse hacia las ingles y los genitales. Ninguna posición parece aliviar el dolor, que llega a provocar síntomas como:
Náuseas
Vómitos
Hinchazón
Dificultad para orinar
Presencia de sangre en la orina
La principal causa del cólico nefrítico es la presencia de un cálculo (urolitiasis) en uno de los dos uréteres, los canales por donde pasa la orina desde el riñón hasta la vejiga. En casos muy raros, también puede deberse a una malformación del tracto urinario.
Como el paso de la orina es más difícil, si no imposible, la presión aumenta en las vías excretoras, dando lugar a un dolor intenso. Esta patología es común, especialmente entre los 30 y 60 años, y más particularmente en los hombres. Además las recidivas son frecuentes.
El diagnóstico se realiza en consulta, y se suelen realizar análisis adicionales, como una radiografía abdominal para conocer la naturaleza de los cálculos, o una tomografía para comprobar su tamaño y ubicación.
¿Cuáles son los factores de riesgo del cólico nefrítico?
Son varios los factores que pueden favorecer la aparición del cólico renal:
Consumo insuficiente de agua o incluso la deshidratación. El riesgo es aún mayor en el caso de una dieta alta en sodio.
Entorno caluroso, ya sea el lugar de trabajo, un viaje reciente, o una inmovilización prolongada (después de una enfermedad, por ejemplo).
Predisposición genética, particularmente en personas que tienen niveles elevados de ácido úrico en sangre (también predispuestos a sufrir ataques de gota).
Infecciones de orina debidas a un cambio en el pH de la orina o una anomalía del tracto urinario, que pueden provocar estancamiento de la orina.
¿Qué tratamientos para los cálculos renales?
Lo primero que hay que hacer es aliviar el dolor, que a menudo puede resultar insoportable, administrando antiinflamatorios y antiespasmódicos por vía oral o intravenosa. También es recomendable aplicar una fuente de calor en la zona dolorida para aliviarla.
En caso de dolor muy intenso, es importante controlar la temperatura, ya que si el cólico nefrítico se acompaña de fiebre y/o escalofríos, debe tratarse de forma urgente. La hospitalización es necesaria en casos graves, y especialmente en casos de embarazo, infección asociada del tracto urinario superior, o en personas monorrenas.
Hay que tener en cuenta que casi el 80% de los cálculos renales se elimina de forma espontánea a través del tracto urinario, y que si tienen menos de 5-6 mm no es necesaria ninguna intervención médica. Por lo tanto, el tratamiento se basará en el seguimiento médico de la expulsión espontánea.
Si el cálculo no se evacúa, podría requerir de un tratamiento urológico, como la colocación de una sonda ureteral, fragmentación de los cálculos mediante láser o incluso fragmentación extracorpórea de los cálculos mediante ondas de choque, etc.
En ausencia de factores graves (fiebre, escalofríos, falta de micción, dolor insoportable, riñón único), solo se requiere reposo en cama.
Si bien se recomienda dejar de beber durante la fase muy dolorosa, se recomienda beber abundante líquido una vez que el dolor disminuye.
¿Cómo prevenir las recaídas de cálculos?
Esto no es ningún secreto: ¡Hay que beber mucha agua! Y es que una gran eliminación urinaria (al menos 2 litros de orina al día) provoca la dilución de la orina, y previene la formación de cálculos en los riñones y en las vías urinarias. Es aconsejable aumentar la cantidad de líquido en épocas de calor extremo, o durante la actividad física.
Además, es aconsejable limitar los alimentos que puedan favorecer la formación de cristales, y por tanto de piedras, como la carne, los lácteos o la sal, y enriquecer la dieta con frutas y verduras, especialmente aquellas ricas en potasio, porque facilitan la eliminación del calcio: plátanos, patatas, judías...
¡Ojo con ciertos alimentos! Se sabe que los frutos secos, el marisco, la mostaza, las espinacas, la remolacha, el hinojo, y, en general, los frutos rojos, así como el perejil, el café, el té, el vino blanco y el ruibarbo contribuyen a la aparición de cálculos urinarios. La vitamina C tampoco se debe consumir en grandes cantidades, máximo 1 gramo al día.
Por otra parte, las plantas con propiedades diuréticas que aumentan el volumen de orina pueden ser, fuera de periodos de crisis, una buena ayuda para prevenir los cálculos renales. Algunos ejemplos son la cola de caballo, el ortosifón o el diente de león.
Además, para aliviar el dolor en casos de cólico nefrítico, es posible aplicar una sinergia de aceites esenciales en un masaje lumbar, como el aceite de albahaca (30 gotas) por su acción antiespasmódica, el de limón eucalipto (30 gotas) para dilatar las vías urinarias y por tanto facilitar la evacuación de los cálculos renales.
En caso de duda, no dude en consultar a su médico/farmacéutico quien podrá orientarle.
Artículo traducido y adaptado por Celia Núñez, redactado originalmente en francés por Sandrine Nail-Billaud.