Cuando hablamos de protección solar, muchos de nosotros pensamos automáticamente en los meses de verano. Sin embargo, cada vez son más los expertos que abogan por el uso de cremas y de otros productos solares durante todo el año. ¿Está todo el mundo expuesto por igual? ¿Hay factores a tener en cuenta? Vamos a repasar todo esto aquí y ahora.
¿Por qué es necesario usar protección solar durante todo el año?
El uso de protección solar durante los meses de otoño e invierno, menos habitual entre el común de los mortales, es tan importante como durante el resto del año, ya que, aunque es cierto que la radiación solar es más débil, nuestra piel sigue estando expuesta.
Por ese motivo, es vital actuar en función del clima de nuestra zona y de las actividades que vayamos a llevar a cabo. En climas muy soleados, o zonas con temperaturas que permitan una mayor exposición de la piel al sol también en invierno, los expertos recomiendan aplicar como mínimo una protección con factor 15 a todas las zonas de la piel que queden descubiertas.
Si vamos a dar un paseo, hacer deporte al aire libre, o practicar cualquier actividad en la que vayamos a estar expuestos al sol durante un periodo de tiempo un poco más largo del habitual, es recomendable usar una protección de grado 30 en adelante. Y si directamente, vamos a ir a la montaña o a la nieve, es importante no bajar de un grado 50 de protección, pues en estos lugares el riesgo de quemaduras es mayor. Si quieres saber más, consulta en detalle las diferencias entre factores de protección frente a la radiación UVB.
No os imaginéis necesariamente embadurnados hasta las orejas de la clásica crema que usáis en verano, recordad que hoy en día existen muchos formatos diferentes que puede que se adecúen más a vuestras necesidades durante los meses de invierno. Si tenéis dudas, un paso sencillo es empezar por una crema hidratante con protección solar. Esto os evitará complicar en exceso vuestra rutina facial diaria.
Mar Santamaria, farmacéutica de PromoFarma, sugiere combinar hidratación + fotoprotección en un mismo producto, para simplificar la rutina de día, con productos como estos:
Para reaplicar la fotoprotección durante el día, Mar indica que son muy prácticos los polvos minerales en formato “on-the-go” como:
Pero entonces, ¿hay excepciones?
Siempre las hay y este caso no va a ser menos. Atendiendo a la geografía, en zonas en las que el sol no tenga demasiada intensidad en invierno podemos usar productos con un menor grado de protección. Al contrario que si vivimos en zonas que, incluso en invierno, reciben mucha radiación solar y/o zonas cercanas al ecuador. Para estar seguros, consultad el índice UV en vuestra zona.
Si nos fijamos en aspectos dermatológicos, las pieles con fototipo claro, las pieles sensibles o con condiciones médicas preexistentes, las personas con antecedentes familiares de cáncer de piel y otros grupos de riesgo como embarazadas y niños, deben protegerse más del sol que la media. Por ese motivo, si formas parte de uno de estos grupos no bajes del factor 30. Recordad que, más allá de la crema clásica, existen cremas con color, maquillaje en polvos, correctores, etc. todos ellos con protección solar. Os ayudamos con algunos ejemplos:
Fotoprotección oil-free con color (a menudo se puede escoger entre 2 o más tonos que se adaptan):
Maquillaje compacto con fotoprotección:
Finalmente, y para romper mitos, ¿sabéis lo que no es una excepción?, los días nublados. En un día encapotado, la radiación que nos alcanza puede llegar a ser hasta el 80% de la que recibimos en un día soleado. Recordad, las nubes no implican que no haya peligro para nuestra piel.
La última vuelta de tuerca ¿Qué sabemos de la luz azul y sus efectos en la piel?
Uno de los últimos factores a tener en cuenta en lo que a protección de la piel se refiere, es el efecto de la luz azul. Al cabo del día pasamos un número considerable de horas delante de una pantalla, sea la del ordenador, la del móvil, la tablet, o la tele. La luz que emiten estos aparatos, conocida también como luz azul, comienza a ser elemento de estudio.
Aún no existen conclusiones sólidas sobre la afección de este tipo de luz a la piel, sin embargo, hay indicios a los que merece la pena prestar atención. El principal factor a tener en cuenta en este caso es la distancia a la que estamos de la pantalla, ya que recibimos más luz azul cuanto más cerca estemos del gadget en cuestión. Esta luz azul no ataca el ADN de nuestras células como la luz ultravioleta, sino que destruye nuestro colágeno por una reacción de estrés oxidativo.
Por este motivo, las conclusiones preliminares extraídas en los primeros estudios apuntan a que la luz azul afecta en mayor medida a las pieles oscuras que a las claras, y tiene consecuencias en el tono de la piel en el que puede causar una hiperpigmentación en forma de manchitas oscuras.
Nuestras recomendaciones
Desde Promofarma, nuestra farmacéutica Mar Santamaria es muy clara respecto al tema: “la protección solar debería ser un producto insustituible en nuestra rutina habitual. No solo protege, también potencia la acción del resto de productos empleados. No entiende de género, ni edad: la radiación solar (que se compone de UVA, UVB, infrarrojo, luz visible) y la luz azul de los dispositivos electrónicos, sabemos con certeza que envejecen la piel y le provocan daño oxidativo.”
Y añade esta reflexión: “La asociación entre fotoprotección + día de playa ya ha quedado del todo obsoleta: si realmente queremos cuidar nuestra piel, mantenerla sana y en su mejor aspecto, la fotoprotección es para cada día, todos los días. Con color, sin color, con pigmentos reflejantes para un acabado efecto buena cara y natural; de textura sedosa, matificante o ultra-hidratante, si nuestra piel es seca. No concibo una buena formulación cosmética de uso diurno sin filtros de protección solar o sin acompañarla de otro cosmético complementario que los contenga”.