Afinar la nariz, resaltar pómulos, moldear facciones… No, no se trata de un filtro de Instagram. Es la técnica de maquillaje conocida como contouring, que juega con los contrastes de tonalidades claro-oscuro para potenciar unos rasgos y difuminar otros. ¿Te pica la curiosidad? ¡Te explicamos todo lo que hay que saber sobre la técnica de maquillaje del contouring!
La técnica de maquillaje más viral
Esta técnica de maquillaje se hizo viral a mediados del año 2016 debido a la alta influencia de las redes sociales. Pasados los años no ha desaparecido, sino que se mantiene con la misma base, pero con otros matices. La apuesta ahora se entronca con la tendencia no makeup, acentuando las facciones mediante puntos de luz estratégicamente situados, decantándose por empoderar la belleza más natural.
Pero, pese a que ya lleva un tiempo de rodaje, es posible que esta sea la primera vez que escuchas hablar de la técnica de maquillaje contouring. Así que, para difuminar dudas, como todo buen maquillaje, empecemos por la base:
¿Qué es el contouring?
El contouring es una técnica de maquillaje que contribuye a esculpir algunos rasgos del rostro mediante el juego de luces y sombras. Durante el proceso de maquillaje se aplican tonos claros para destacar unas zonas del rostro y tonos oscuros para disimular otras. Con este baile de contrastes, se consigue focalizar la atención en áreas como los pómulos, además de aportar profundidad al rostro.
Pese a que el maquillaje es también una forma de arte, en este caso no cabe lo abstracto. Para un buen resultado debes seguir algunas reglas básicas:
1.Prepara el rostro
Antes de empezar a esculpir tus rasgos con la técnica del contouring, es imprescindible preparar la piel para que esta quede limpia, hidratada y protegida. Empieza tu rutina facial con un buen gel limpiador para eliminar restos de suciedad y síguela con un tónico que devuelva la vitalidad a tu piel. Después, aplica una buena crema hidratante que se ajuste a tu tipo de piel para mantenerla hidratada (si incluye protección solar, ¡mejor!). Ya puedes pasar a unificar el tono mediante una base de maquillaje o BB Cream.
Algunos Tips: si tu piel es de tendencia seca, usa una base líquida con acabado nacarado; por el contrario, si es grasa, mejor utiliza una fórmula matificante.
2.Elige con cuidado a tus aliados
Con la piel preparada y el tono uniforme, ya puedes empezar con el contouring. Pero ¿qué necesitas? Tus aliados imprescindibles para esta técnica esculpidora son un iluminador y unos polvos o stick de tono más oscuro que la base de maquillaje, dos básicos para generar este juego de luces y sombras a la perfección. Un colorete también puede ayudarte a intensificar el acabado. ¡No olvides la brocha o esponja para difuminar!
3.Aplica los diferentes tonos de forma estratégica
Bien, ya conoces en qué consiste esta técnica y qué necesitas para llevarla a cabo. Ha llegado el momento de actuar. ¿Dónde aplicar qué y cómo? La norma argumenta que el tono más oscuro debe aplicarse en las zonas más hundidas del rostro, como las sienes, los laterales de la nariz o la línea de la mandíbula. Por el contrario, los puntos luminosos deben focalizarse en las áreas que sobresalen, como los pómulos, el centro de la frente, el puente de la nariz o el labio superior.
4.Difuminar, difuminar y… ¡difuminar!
El paso más importante en el contouring: difuminar. Para ello, utiliza una esponja o una brocha y, con movimientos circulares siguiendo las líneas creadas a lo largo del rostro, difumina el maquillaje aplicado hasta que no se aprecie el contraste entre el tono oscuro y el claro. Una vez completado este paso, sonríe y aplica colorete con una brocha limpia en la parte más saliente del pómulo. ¡Ya lo tienes!
Además de cuidar los productos escogidos, esta técnica también tiene en cuenta la forma del rostro (visagismo) para potenciar los resultados y aplicar, en cada caso, los contrastes allá donde toca.
Rostro ovalado: Si tienes el rostro ovalado, aplica el tono oscuro a lo largo de la línea del crecimiento del pelo y a ambos lados de la mandíbula. El tono claro déjalo para la zona de debajo de los ojos.
Rostro rectangular: Si este es tu tipo de rostro, céntrate en marcar muy bien los pómulos. Aplica el tono oscuro de maquillaje por toda la línea de la mandíbula y debajo de los pómulos con una línea gruesa. Acentúa los puntos de luz en el mentón y debajo de los ojos, dibujando dos triángulos invertidos.
Rostro redondo: Sienes, laterales de la frente y rodeando los pómulos; en estos puntos deberá de ir el tono más oscuro si tu rostro tiene forma redonda. Limita el tono claro al centro de la frente, debajo de los ojos y para el centro de la barbilla.
Rostro diamante: Si este es tu caso, aplica el tono más oscuro con una fina línea debajo de las mejillas. El claro para el centro de la frente y debajo de los ojos.
Ahora ya conoces un poco más de cerca la técnica de maquillaje conocida como contouring. ¿Te atreves a probarla?