El pan es uno de los pilares de la dieta mediterránea, la base de la cultura gastronómica española, junto con el aceite de oliva, los cereales, la fruta, la verdura. Éste, por otro lado, resulta el complemento y acompañamiento más habitual en todas las mesas de este país. Además de ser la base de la alimentación no sólo española o mediterránea, sino europea. Sin embargo, en la actualidad existen muchos tipos de pan que difieren bastante del clásico y saludable, el que tomaban tus abuelos y tus padres.
Hoy en día, los más habituales y consumidos son el pan de molde, rico en grasas y en azúcares, y los panes prefabricados de supermercado, los cuales se realizan a base de harinas refinadas que no aportan casi nutrientes a nuestro organismo. ¿El motivo? Al incorporar más conservantes y químicos a su composición, tardan más tiempo en ponerse duros y son más versátiles a la hora de cocinar, pudiendo hacer los clásicos sándwiches mixtos o bikinis, por ejemplo.
Por suerte, cada vez más consumidores son conscientes de lo importante que es comer pan de calidad, hecho con harinas integrales y cereales nutritivos para el organismo. De ahí la afición por el pan de espelta, de centeno, de kamut y un largo etcétera en los últimos años. En definitiva, panes que han sido elaborados con mimo, con productos de calidad y respetando tanto la receta original (agua, levadura, sal y harina), como la conservación de las propiedades de sus ingredientes. De esta manera, se convierte en un alimento completo, rico y, lo que es mejor, beneficioso para tu cuerpo.
Alternativas al pan tradicional: el pan morado
Si se habla de casos concretos, el principal inconveniente del pan blanco es su alto índice glucémico. Dicho de otra manera, pertenece a los denominados carbohidratos simples, los cuales se caracterizan por ser muy fáciles de asimilar por el organismo elevando tu azúcar en sangre de forma muy rápida. Su sencilla y veloz asimilación puede parecer un pro, pero nada más lejos de la realidad: tu cuerpo no invierte casi esfuerzo en digerirlo y llevarlo al torrente sanguíneo, por ello acabas comiendo más cantidad de la adecuada. Este inconveniente lleva a que muchas personas aumenten de peso y tengan más riesgo de padecer complicaciones como obesidad, diabetes y todos los problemas que éstas dolencias acarrean.
Ante este panorama alimenticio, el profesor Zhou Weibiao, docente e investigador de la Universidad Nacional de Singapur, decidió ponerse manos a la obra e intentar crear una alternativa más saludable que el pan tradicional. Tras diversas pruebas y varios estudios sobre hábitos alimenticios, dolencias causadas por unas dietas desequilibradas y los alimentos que las sustentaban, dio con unas partículas muy beneficiosas: las antocianinas.
Las antocianinas son unos pigmentos hidrosolubles que otorgan color púrpura, rojizo y rosáceo a los alimentos que los poseen. Además, éstas son muy ricas en antioxidantes, convirtiéndose en unas grandes aliadas contra el envejecimiento y oxidación celular. El profesor Weibiao se dio cuenta de que estos pigmentos también estaban presentes en muchos alimentos, entre ellos el arroz negro, y que resultaban muy fáciles de aislar e incorporar en otros productos. Por este motivo decidió aliarse con las antocianinas para encontrar una alternativa al pan blanco y de ahí surgió el famoso pan morado. ¿Cómo? Extrayéndolas del arroz negro para después añadirlas en la receta del pan tradicional sin incorporar el almidón de estas semillas.
El pan morado se caracteriza por el color que le da nombre, el cual proviene de estas antocianinas. Ellas, además, al entrar en contacto con el almidón presente en el pan, establecen una reacción química con la que aumentan un 20% el tiempo de digestión. Sin dejar de lado las propiedades antioxidantes de las antocianinas, las cuales se conservan si el pan ha sido horneado a 200ºC. Todos estos pros convierten al pan morado en una gran fuente de nutrientes beneficiosos para las células y para el organismo, pues actúa contra el envejecimiento de las células y es un gran aliado en a prevención del cáncer, la obesidad y la diabetes.
Por todos estos motivos el pan morado es considerado un nuevo superalimento entre los horneados. No obstante, esto no significa que el pan morado no contenga calorías, de hecho tiene las mismas que el pan común. Su particularidad es que el organismo, al tardar más en ingerirlo, se sacia más y por este motivo no consumes tanta cantidad. Eso sí, hay que ser realistas: lo primordial es seguir unos hábitos de vida saludables que pasan por comer frutas, verduras y alimentos ricos en vitaminas, y siguen por realizar actividad física con asiduidad. De esta forma, si tu base es adecuada pero además la complementas con superalimentos como el pan morado, verás tu salud mucho más fuerte y tú tendrás más energía y vitalidad.
¿El pan engorda?
Seguro que más de una vez te ha venido a la mente esta pregunta, pero no es oro todo lo que reluce y tampoco es tan fácil determinar si el pan engorda o no a todo el mundo en general. Existen aspectos demasiado relativos y dependientes de las características orgánicas de cada individuo en concreto, y por ende, no se puede hacer una norma general aplicable a cualquier tipo de persona.
El pan por sí solo no aporta muchas más calorías que cualquier otro carbohidrato. Lo que sí resulta más calórico es su combinación con otros alimentos. Dicho de otra manera: una rebanada de pan viuda no tiene las mismas calorías que si la combinas con un poco de mayonesa, un plato de pasta, un plato de verdura, una ensalada o en un bocadillo de jamón serrano. Este horneado es, en definitiva, un hidrato de carbono o lo que es lo mismo, una gran fuente de energía para tu organismo, el combustible para rendir en tu día a día. Obviamente si no gastas esta “gasolina”, tu organismo la almacenará convirtiéndola en grasa. De ahí que sea tan importante hacer ejercicio y tener una vida activa.
Por este motivo la toma de más o menos carbohidratos va a depender de diversos aspectos como la dieta, el consumo y la demanda energética de tu organismo. De la misma manera, debes tener en cuenta que las calorías no serán las mismas si consumimos una hogaza de pan blanco y refinado que una de integral. Esto no quiere decir que uno tenga más o menos calorías que su contrario, sino que el integral te aportará más nutrientes, minerales y sobre todo, fibra debido a la pureza de su cereal. Es similar a lo que ocurre si hablamos del alcohol y sus famosas calorías vacías: existen productos que te aportarán muchas calorías pero casi ningún tipo de nutriente, por ello no sale a cuenta comerlos.
En definitiva, puedes incorporar pan a tu dieta siempre que ésta sea equilibrada y tengas una vida activa; sin dejar de lado la importancia de comer un pan de calidad y que te aporte sustancias beneficiosas para tu organismo.