Con la llegada de la operación bikini afloran las dietas, hay de colores, de puntos, restrictivas, sustitutivas… ¡y cada verano aparece alguna nueva! El problema es que todas prometen resultados rápidos y fáciles, pero ¿qué pasa con nuestra salud?
Adelgazar es posible, y no tiene porqué convertirse en una pesadilla, pero seamos realistas, perder peso no es una cosa que podamos lograr en dos días, hay que ser constante y esforzarse para lograr resultados satisfactorios y prolongados.
¿Cómo identificar una buena dieta?
El secreto de las buenas dietas es que además de conseguir recuperar tu figura, la pérdida de peso perdura, no sufres el temido efecto yoyo, y lo más importante, tu cuerpo no se resiente por dentro.
- Son variadas, sanas, sacian y están equilibradas
- No prohíben alimentos, ni te hacen obsesionarte contando las calorías de cada alimento.
- Reducen el peso poco a poco, pero sus resultados se mantienen y no sufrimos el temido efecto yoyo al dejarlas.
- Reeducan tu apetito y tu forma de comer, convirtiéndola en más sana aunque también deja espacio por esos caprichos que todos tenemos aunque no sean los más sanos.
Dietas peligrosas para tu salud
Hay muchas dietas milagro, pero debes saber que los milagros no existen, y menos en lo que a pérdida de peso se refiere. Preocúpate por tu salud cuando las dietas son así:
- Prometen resultados increíbles en 2 semanas.
- No son variadas ni equilibradas, suelen prohibir directamente grupos de alimentos, y aumentar mucho la ingesta de otros.
- Proporcionan menos de 1.200 kcal al día, tu cuerpo necesita energía y lo dejan bajo mínimos.
- Al dejarlas, suelen volver los quilos perdidos, incluso con alguno de regalo a veces. El efecto yoyo está casi siempre presente.
Estas dietas no solo son poco recomendables porque te ponen de mal humor, estás altamente irritable, y puedes caer en una obsesión del control de las calorías que tiene cualquier alimento. Sino que además, cuando abusan de un grupo de alimentos y/o eliminan otro, pueden llevarte a situaciones en que fuerzas el hígado, los riñones, que te faltan vitaminas o alteran tus niveles de colesterol.
Por todo ello, haz dieta, pero siempre cuidándote.