La industria cosmética es un mercado amplio y en constante evolución que nos ofrece una variada selección de productos destinados a cuidar la piel. No obstante, con la creciente popularidad de estos productos, también ha aumentado la disponibilidad de imitaciones (o formulaciones parecidas) menos rigurosas a nivel de formulación y concentración de activos. En este artículo, exploraremos los problemas asociados con el uso de estos productos y cómo pueden verse reducidos los resultados en piel desde una perspectiva cosmetológica.
La Tentación de las Imitaciones Económicas
En el intento de conseguir una piel radiante y saludable, es completamente natural que busques ofertas y descuentos en productos cosméticos. Sin embargo, adquirir imitaciones mucho más “básicas” puede tener consecuencias y no obtener los resultados deseados. Si bien estos productos pueden resultar más económicos, y aseguran los mínimos parámetros de calidad exigibles, su eficacia dista mucho de los productos que tienen detrás un proceso de I+D más prolongado, algo que acaba repercutiendo en el precio. Los dermatólogos y profesionales de la salud no se la juegan y recomiendan aquellos cosméticos con información técnica más detallada y más respaldo científico.
Ingredientes menos concentrados o derivados menos eficaces
Uno de los principales inconvenientes asociados con las imitaciones cosméticas de menor calidad es que “los ingredientes activos de mayor interés suelen estar presentes en concentraciones inferiores o, incluso, en forma de derivados con menor eficacia” explica Mar Santamaria, farmacéutica de PromoFarma. También suele incluir ingredientes menos novedosos, ya que las moléculas más avanzadas (que tienen un proceso de investigación detrás que los respalda) pueden estar limitadas por patentes, indica la experta en dermofarmacia. Todo ello contribuye al hecho de que los resultados finales en piel no sean equiparables a los de las formulaciones originales.
Ingredientes más alergénicos
Para hacer más atractiva una formulación cosmética que no tenga “tanta ciencia” detrás, y compensarlo con una mayor sensorialidad, se puede caer en la tentación de pasarse con los perfumes. Aunque sean ingredientes permitidos, y en concentraciones correctas, la formulación final no será la más interesante para pieles sensibles o reactivas, comenta Mar. La piel es un órgano delicado que demanda cuidados específicos.
Una cuestión de eficacia, pero no de seguridad
“Todos los cosméticos que se comercializan en la Unión Europea son seguros y cumplen con unos altos estándares de calidad”, recuerda Mar. Satisfacen unos requerimientos de calidad estrictos y, además, se someten a controles de cosmetogiliancia para asegurar que se pueden utilizar con plenas garantías. “Eso no significa que no se evalúen y reevalúen los ingredientes, y que sus recomendaciones de uso no puedan cambiar con el tiempo”. Por tanto, no es que los cosméticos “imitadores” tengan más riesgos asociados o sean menos seguros. Es más una cuestión de eficacia: los productos cosméticos con formulaciones originales y con I+D se diseñan con ingredientes en concentraciones adecuadas para ofrecer los resultados deseados.
La Importancia de informarse y comprar de manera responsable
Para mantener una piel saludable, es muy recomendable informarse bien e invertir en productos cosméticos que realmente nos beneficien, más que seguir modas puntuales o guiarse únicamente por el factor precio. “Estos cosméticos no tienen por qué ser los más caros del mercado: es mejor optar por las combinaciones que más se adaptan a las necesidades de nuestra piel, valorando unas rutinas que se ajusten a nuestro presupuesto”. Lo esencial, en primer lugar, es conocer bien el estado de nuestra piel y saber qué le conviene (con ayuda experta, mejor). Y luego, evaluar las opciones antes de comprar, ser críticos con el etiquetado, antes de dar el paso.
Los especialistas en el cuidado de la piel nos animan a tomar decisiones informadas y responsables en nuestra búsqueda de una piel radiante y saludable. La inversión en productos de calidad, pero adaptada a lo que realmente necesitamos, nos permitirá cuidar de nuestra piel a largo plazo