La piel atópica o dermatitis atópica es un tipo de piel que tiene un déficit de producción de ceramidas, las ceramidas son lípidos naturales que en las personas que no tienen este problema se producen regularmente. En las personas con piel atópica hay una disminución en la producción de ceramidas y esto conlleva que las células de su piel estén menos unidas y fuertes. Para explicarlo más llanamente, las ceramidas serían como el pegamento que une las células de la dermis, así que en las pieles atópicas les falta “pegamento” para unir las células, y eso afecta en la principal función de la piel, la protección.
La piel es la primera barrera que tenemos contra las agresiones externas, en las personas con piel atópica esta función está disminuida y por eso sufren más frecuentemente de irritaciones, inflamaciones, picor y enrojecimiento.
La dermatitis atópica es un problema que afecta a muchos bebés, pero un dato positivo es que con la edad suele mejorar. De hecho, a los 4 años muchos casos de dermatitis atópica remiten, y a los 7 años solo el 20% de los niños que tenían piel atópica siguen teniéndola.
La piel atópica se debe a bastantes factores, pero uno de ellos es genético, si uno de los padres del niño tiene piel atópica, el hijo tendrá un 40% más de riesgo a también tener piel atópica.
Para aliviar los síntomas de la dermatitis atópica es muy importante usar lociones y cremas especiales para este tipo de pieles. Estos productos están especialmente formulados para aliviar el picor y ayudar a reparar la barrera de la piel, así evitar el ciclo vicioso que se genera en estos niños: les pica la piel, se rascan, dañan más la piel, aún aumenta más el picor y tienen más ganas de rascarse.
En estos casos, también es muy importante usar un gel de baño de uso diario especial para pieles atópicas. En su composición suelen ser ricos en ceraminas, ácidos grasos y sustancias antipruriginosas (“anti picor”).
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