La glucosa es un monosacárido esencial, ya que constituye una de las fuentes de energía de nuestro organismo. Sin embargo, en caso de diabetes, el cuerpo no logra gestionarla correctamente, provocando unos niveles de glucosa en sangre muy elevados, lo que supone un serio riesgo para la salud.
¿Qué es la diabetes?
La insulina es la hormona que facilita el suministro de glucosa a las células. Cuando el organismo no produce suficiente insulina o no es capaz de emplearla adecuadamente, aparece lo que se conoce como diabetes en cualquiera de sus formas.
Sin una cantidad suficiente de insulina, la glucosa permanece en la sangre, lo que a largo plazo puede causar daños en diferentes órganos y provocar enfermedades cardíacas o complicaciones en otras lesiones.
¿Qué tipos de diabetes existen?
La diabetes mellitus engloba 4 tipos de diabetes: la diabetes tipo 1 y tipo 2 (crónicas), la prediabetes y la diabetes gestacional (reversibles).
La prediabetes implica unos niveles de glucosa en sangre más altos de lo normal, de 140 a 199 mg/dL, pero no tan elevados como para clasificarlos como diabetes. Suele ser la precursora de esta, aunque es posible tomar medidas para prevenir su progresión, como adoptar hábitos de vida saludables en cuanto a la alimentación y la actividad física.
La diabetes gestacional puede iniciarse entre las semanas 13 y 28 del embarazo, cuando el nivel de glucosa en sangre supera los 190 mg/dL, y suele desaparecer después de dar a luz.
La diabetes tipo 1 suele debutar antes de los 20 y no es posible prevenirla. Es provocada por un ataque del propio sistema inmune que hace que las células del páncreas no produzcan suficiente insulina, por lo que requiere un tratamiento y un control diario de la glucemia de por vida.
La diabetes tipo 2 debuta normalmente en la edad adulta de forma gradual, y los pacientes tienden a la hiperglucemia. Se debe a una producción insuficiente de insulina, y está directamente relacionada con la obesidad y el sedentarismo, por lo que es posible prevenirla. Basta con un control periódico de la glucemia, y medicamentos hipoglucemiantes orales en caso de que el/la médico los prescriba.
¿Qué síntomas presenta la diabetes?
Los síntomas de la diabetes varían en función de cuánto se eleven los niveles de glucosa, pudiendo incluso no presentar indicios de ningún tipo en caso de prediabetes o diabetes tipo 2.
Algunos de los síntomas más comunes de la diabetes tipo 1 son:
Sed intensa
Necesidad de orinar frecuentemente
Pérdida de peso sin causa aparente
Mayor apetito
Cansancio
Infecciones frecuentes
Heridas que tardan en cicatrizar
Si observas algunos de estos síntomas en tu hijo/a, es importante que informes a tu pediatra lo antes posible para comenzar con el tratamiento, si fuera necesario.
Consecuencias de la diabetes
A largo plazo, y de forma gradual, la diabetes puede desarrollar complicaciones, especialmente si el nivel de azúcar en sangre no está controlado. Algunas de ellas son:
Enfermedades cardíacas, como angina o aterosclerosis, o accidentes cerebrovasculares.
Daño a los nervios que puede provocar hormigueo en las manos y los dedos de los pies, entumecimiento o dolor, que se extiende gradualmente hacia arriba. Si no se trata a tiempo, se puede llegar a perder toda la sensibilidad, causar disfunción eréctil, o problemas digestivos.
Si no recibes tratamiento, podrías perder toda la sensibilidad de los miembros afectados. El daño en los nervios en relación con la digestión puede causar problemas con náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento. En el caso de los hombres, puede dar lugar a la disfunción eréctil.
Daños en los pies a causa de un flujo sanguíneo insuficiente y una mala cicatrización, dando lugar al pie diabético y otras afecciones que, en el peor de los casos, pueden requerir una amputación.
Daño en los riñones, que puede derivar en una insuficiencia o una enfermedad renal terminal irreversible que requiera de diálisis o un trasplante.
Deterioro auditivo y ocular (retinopatía diabética), que puede conducir a cataratas, glaucoma o ceguera.
Cuando se trata de diabetes gestacional, si bien los bebés nacen mayoritariamente sanos, unos niveles de azúcar en sangre no controlados pueden causar un exceso de crecimiento en el feto, un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2 en el futuro, o incluso llegar a producirle la muerte.
Además, aumentan las posibilidades de sufrir preeclampsia (presión arterial alta) durante el embarazo, padecer diabetes gestacional nuevamente en el próximo embarazo o desarrollar diabetes tipo 2 posteriormente.
¿La diabetes es hereditaria?
Si tienes antecedentes familiares con diabetes de tipo 1 o 2, es probable que te preguntes si tú también la podrías padecer.
En el caso de esta enfermedad, no se puede decir que sea hereditaria como tal, ya que no está relacionada con un gen que pueda heredarse de padres/madres a hijos/as, y se sabe que es causada por una mezcla de factores genéticos y ambientales. Sin embargo, sí que se puede heredar la predisposición a desarrollarla.
Existen unos hábitos de vida que pueden ayudar a prevenir la diabetes tipo 2; de manera más destacada, una dieta equilibrada (prescindiendo al máximo de azúcares refinados) y la práctica de actividad física de manera regular, a la par que mantener un peso próximo al IMC.
Si tienes dudas acerca de poder desarrollar diabetes tipo 2 en la edad adulta, consulta con tu médico o farmacéutico/a.