El alcohol etílico para uso sanitario es un antiséptico de la piel sana. Es una sustancia eficaz para la destrucción de virus y bacterias en la superficie de la piel, siempre que se emplee de manera adecuada. En cambio, es menos eficaz frente a la presencia de esporas bacterianas, que son más resistentes. El alcohol se utiliza para preparar la piel antes de una inyección o pequeña intervención local. No debe utilizarse para la desinfección de heridas abiertas (existen otras sustancias desinfectantes más adecuadas en este sentido), ni sobre la piel dañada o irritada. Tampoco debe aplicarse sobre ojos, mucosas, ni en zonas muy extensas de piel. Su uso es siempre por vía externa. Puede contener otras sustancias desinfectantes que refuercen su acción. Comúnmente encontramos en los botiquines el alcohol de 96º o de 70º, cómo los más habituales. Pero, ¿en qué se diferencian? La diferencia yace en el grado de concentración de etanol que presentan. Por su parte, el alcohol de 96º es más concentrado. En cambio, el de 70º se encuentra más diluido, es decir, tiene una cantidad de agua del 30%. Ambos actúan como desinfectantes, siendo el primero de más rápida actuación y el segundo, aunque más lento, más eficaz, puesto que consigue penetrar mejor en el protoplasma bacteriano. Así, se considera que el alcohol de 70º tiene una capacidad antiséptica mayor. Por otro lado, encontramos las tan ya populares soluciones hidroalcohólicas en formato gel, para llevar a cabo la desinfección de manos cuando no disponemos de agua y jabón. Suelen ser menos irritantes que la aplicación directa de alcohol, ya que contienen otros ingredientes hidratantes, calmantes, etc. Los geles hidroalcohólicos con una concentración en alcohol alrededor del 70% se consideran los más adecuados con finalidad virucida. Es importante recordar que todos los productos con alcohol son altamente inflamables, por lo que hay que manipularlos con precaución. Por último, el alcohol etílico o etanol también tiene aplicaciones en productos destinados al cuidado personal. En cosmética se puede utilizar como conservante, para disolver otros ingredientes o por su acción astringente, pero en estas formulaciones lo encontramos en cantidades mucho menores. No debe mezclarse con otras sustancias y debe mantenerse fuera del alcance de los más pequeños. En caso de intoxicación o de ingestión accidental, acudir al médico o llamar al Servicio Médico de Información Toxicológica, tel. 915620420.