El colágeno es la proteína más abundante del cuerpo. Se encarga de aportar firmeza y elasticidad a músculos, tendones, ligamentos, piel, huesos y cartílagos. Es a partir de los 30 años cuando nuestro organismo empieza a reducir la producción de colágeno.
Y, para asegurar su mantenimiento, es importante aportar esta proteína a través de la dieta o como complemento alimenticio, ya que, esta será imprescindible para un buen mantenimiento de la salud articular y de la piel. Fuentes naturales de colágeno son las carnes rojas (cartílagos) y pescados (piel y espinas), que, gracias a su concentración de Omega-3 refuerzan los beneficios de esta proteína, así como su absorción. Por su parte, vegetales y frutas de pigmentación rojiza o ricas en vitamina C contribuyen a la asimilación de colágeno y a la creación de elastina.
Así pues, el consumo de colágeno ayuda a combatir la flacidez de la piel y a fortalecer las articulaciones, contribuyendo a reforzar las fibras que rodean las articulaciones y mejorando su resistencia. Con todo, el colágeno no está recomendado en caso de seguir una dieta estricta en cuanto al consumo de proteínas.