La sudoración es un mecanismo natural del organismo para regular la temperatura corporal, proceso que se intensifica en momentos de actividad física o nerviosismo. El sudor está compuesto por agua, sales minerales y sustancias de desecho que, al entrar en contacto con las bacterias de la microbiota cutánea, se degradan dando lugar a un olor desagradable.
Los pies son una de las zonas en las que más cantidad de sudor se produce, debido a la gran concentración de glándulas sudoríparas y pliegues cutáneos, así como por el uso de calzado cerrado que evita la correcta ventilación de esta área. Los desodorantes para pies ayudan a limitar esta sudoración, neutralizan el olor y reducen la proliferación bacteriana.
Existen tratamientos en polvo y en spray que pueden aplicarse en los pies de forma directa o bien en los zapatos para garantizar su desinfección. Algunos ingredientes que ayudan a eliminar la humedad y con propiedades antisépticas son el alumbre potásico, el zinc o el talco.
Acompaña la utilización de estos desodorantes con el uso de un calzado adecuado y transpirable, además de seguir unas buenas pautas de higiene. Si aparecen picores o irritaciones, consulta con un profesional sanitario.