El cabello graso es producto de la grasa que genera el cuero cabelludo, sustancia que ayuda a protegerlo de la sequedad. No obstante, la generación de grasa en exceso se asocia con un cabello opaco, con menos volumen y con tendencia a un aspecto desaliñado. Esta hiperactivación de las glándulas sebáceas puede deberse a factores internos (como cambios hormonales o el estrés), o a factores externos, como una mala rutina de lavado de cabello.
Por otro lado, los cabellos lacios y finos acostumbran a ser más susceptibles a este problema. Por nuestra parte, podemos reducir esta afección, cambiando sencillos gestos que realizamos a diario. Por ejemplo, intentando no poner el agua demasiado caliente al lavarnos el cabello o no frotarlo al secarlo con la toalla.
Además, utilizar champúes astringentes o antiseborreicos que no contengan siliconas o parabenos y realizar una exfoliación del cuero cabelludo cada 15 días, ayudará a estabilizar esta zona, evitando la acumulación de residuos.
Por último, llevar una dieta rica en vitaminas del grupo B y evitar tensionar el cabello, serán puntos a tener en cuenta para evitar la irritación del cuero cabelludo y mantenerlo más sano.