La dermatitis seborreica es un problema de la piel que suele afectar al cuero cabelludo. Aunque también puede afectar a otras zonas grasas del cuerpo como el rostro, los lados de la nariz, las cejas, las orejas, los párpados y el pecho.
Suele aparecer descamación persistente con picor o incomodidad. Su formación se relaciona con una actividad excesiva de las glándulas sebáceas y por la alteración del microbioma cutáneo (sobrecrecimiento de hongos del género Malassezia). Puede agravarse por la acción de algunos medicamentos.
Algunos factores pueden desencadenar la aparición de la dermatitis seborreica, por lo que conviene mantenerlos a raya o tomar medidas de prevención: el estrés, las temperaturas extremas, las pieles grasas o con procesos acneicos de base, el consumo excesivo de alcohol o la obesidad.
Para mejorar la dermatitis seborreica se recomienda utilizar jabones para el rostro y/o champús no irritantes y con ingredientes específicos para contrarrestar el problema (seborreguladores, calmantes, queratolíticos, antipruriginosos, extractos de plantas con propiedades antisépticas y antifúngicas,…). En el caso de los champús, aconsejo alternar su uso con el de otro limpiador muy suave y equilibrante. En rutina facial, además de un limpiador de rostro específico, completaremos la cura con una emulsión tratante que incluya algunos de los ingredientes descritos anteriormente, y protección solar oil-free.
Recomiendo evitar jabones demasiado astringentes, así como cosméticos con demasiada fase grasa, para no incrementar el sebo en la piel.