Utilizar crema solar es imprescindible para proteger la piel y evitar que los rayos UVA y UVB penetren en ella. Gracias a los filtros solares que incluyen los fotoprotectores se crea una barrera en la piel que la protege de irritaciones, quemaduras, alergias o enrojecimientos. En especial, debemos prestar atención a la protección de la piel de bebés e infantes, puesto que esta tiene menos capacidad de sintetizar la melanina y es más frágil. Para ellos, será especialmente importante utilizar protección solar alta y con filtros anti-UVA que presenten resistencia al agua. Para que esta fotoprotección sea efectiva, hay que aplicarla en cantidades suficientes y extenderla de forma homogénea en toda la superficie cutánea, reaplicándola cada 2 horas, tras el baño o haber sudado.
Es importante, además, evitar la exposición continuada al sol en las horas centrales del día (entre las 12:00h y las 16:00h) y es recomendable el uso de complementos alimenticios que refuercen la fotoprotección. Aplicar aftersun después de la exposición solar también es conveniente para que la piel recupere la hidratación perdida y mantenga sus antioxidantes naturales.
Por último y en caso de tomar medicamentos fotosensibilizantes o tener alguna patología cutánea, el seguimiento de estas recomendaciones es especialmente importante. En todo caso, si tras la exposición solar te aparecen ampollas, fiebre o dolor de cabeza, consulta con tu médico.