Gracias a su diversidad y a sus propiedades, los aceites esenciales son un aliado terapéutico potente. Aportan, sin duda, grandes beneficios en el campo de la salud, la cosmética y el bienestar, ayudando en caso de trastornos cotidianos que afecten al sueño, al tránsito intestinal, al sistema respiratorio, a la piel, etc.
Ya sea en masaje, por vía oral, en difusión ambiental, lo importante es usarlos debidamente. Contienen sustancias fitoactivas potentes que requieren rigor en su utilización. Debe respetarse estrictamente la dosis, la duración del tratamiento y la vía de administración indicadas por cada fabricante. Para cada aceite esencial en concreto, lee bien las instrucciones de uso y sus precauciones.
Es importante recordar que los aceites esenciales no están indicados durante el embarazo, la lactancia ni en niños menores de 6 años, salvo que el producto indique explícitamente que sí es apto en estas situaciones. Si tomas algún medicamento o padeces una enfermedad de larga duración, consulta siempre con un/a profesional sanitario/a. Evita que el aceite esencial puro entre en contacto con ojos y mucosas. En caso de ingesta accidental, acude inmediatamente al médico. Verifica el nombre de la especie botánica de cada aceite esencial: aunque algunos nombres comunes sean parecidos, si son de especies diferentes, pueden tener indicaciones y efectos muy dispares.